Los productores de cereales otoño-invierno y cultivos proteicos se muestran muy preocupados por si se cumplen las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) de una primavera seca y no llueve en las próximas semanas, ya que el daño puede a llegar ser «irreversible».
En este diagnóstico han coincidido las organizaciones agrarias, que aseguran que la situación tiende a ser límite de forma simultánea en varias zonas productoras de la geografía nacional, pero sobre todo en el centro peninsular, aunque ya se empiezan a dejar oír voces de preocupación en algunas provincias andaluzas, como Cádiz.
En su último avance de superficies, con datos a 31 de enero, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) fijaba la campaña 2019 de cereales otoño-invierno (trigo, cebada, avena, centeno y triticale) en 5,502 millones de hectáreas, un 0,5 % inferior a la de 2018, que fue de 19,57 millones de toneladas.
«El desánimo cunde entre los agricultores afectados, sobre todo entre los de Castilla-La Mancha, Extremadura, Andalucía y Castilla y León»
«El año pasado la cosecha fue récord, y en ésta, no sé si se llegará a niveles normales -en torno a los 16 millones de toneladas-, porque dependerá de si en las próximas semanas llueve», ha explicado el presidente de la Sectorial de Cultivos Herbáceos de Cooperativas Agro-alimentarias, Juan Carlos Bermejo.
«El desánimo cunde entre los agricultores afectados, sobre todo entre los de Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía, y en Castilla y León, donde aún la situación es buena, las altas temperaturas y el miedo a esta primavera seca empiezan a preocupar», ha añadido.
Ha explicado que si en los próximos 30 días el nivel de precipitaciones continúa así, puede derivar en restricciones de riego por parte de varias confederaciones hidrográficas, lo que a su vez podría condicionar la campaña de maíz, un cultivo con altas necesidades hídricas cuya siembra comienza en torno al 15 de abril.
«Estamos en una situación crítica y podemos entrar en una situación irreversible», han apuntado a Efeagro desde los servicios técnicos de Asaja después de calificar de «muy preocupante» el momento de primavera seca para el sector de herbáceos.
Tras un octubre y un noviembre con precipitaciones por encima de la media -que retrasaron la siembra en muchas parcelas- la lluvia ha sido menor en diciembre, enero y, sobre todo, en febrero, cuando sus valores se situaron un 40 % por debajo de lo normal mientras la alta temperatura aceleraba el desarrollo de los cultivos, han explicado.
Las zonas más afectadas por ese «febrero terrorífico» han sido Castilla y León, Extremadura, Andalucía, Murcia, el sur de la Comunidad Valenciana, el Pirineo oscense y el sur de Canarias.
Asaja tiene ya constancia de problemas entre sus asociados en Cádiz y Málaga (el cereal ha espigado sin haber alcanzado su desarrollo normal); Albacete (se estima que se ha perdido el 50% de la siembra) y Cuenca (hay parcelas muy estropeadas y necesidad urgente de agua).
«cada día que pasa con las actuales condiciones meteorológicas, aumenta la posibilidad de daños irreversibles»
En La Rioja, hay retrasos por falta de agua, que se agravan porque no se dan las condiciones para el abonado, y en la zona media, la Ribera y Tierra Estella de Navarra la situación es preocupante ya que existen carencias hídricas que pueden ser graves a «muy corto plazo», según el departamento técnico de Asaja.
El responsable de herbáceos de COAG en Andalucía, Ramón García, ha comentado que «cada día que pasa con las actuales condiciones meteorológicas, aumenta la posibilidad de daños irreversibles», que ya se perciben en algunas comarcas de Sevilla, en las que «el trigo se ha secado», y en otras de Ciudad Real.
«El problema se puede extender por todas las zonas productoras de cereal de otoño-invierno, leguminosas y girasol de la Península si dentro de 15 o 20 días continúan los cálidos vientos de Levante y la ausencia de precipitaciones», ha sentenciado.
David Erice, del departamento técnico de UPA, coincide en que «está descartado conseguir los rendimientos que se registraron en cereal de otoño invierno del año pasado» y cree que es aventurado aún cuantificar el volumen de campaña ya que es «fundamental lo que pase en el mes de abril» desde el punto de vista meteorológico.
Ante esta situación, Erice recomienda al agricultor «que tenga claro cuáles pueden ser sus expectativas de cosecha y ajustar a ellas el abonado» que podría pasar por «dosificar la fertilización nitrogenada en dos fases», ya que quizá la segunda no haga falta.