Francisco Casero / Fundación Savia
La erradicación de la tuberculosis en Andalucía está resultando un gran fiasco, y para enmascararlo se está recurriendo al «sacrificio masivo» del ganado vacuno positivo o dudoso a las pruebas de tuberculinización. Tanto es así, que Andalucía sacrificó unos 10.000 animales en 2014, unos ¿15.000? en 2015, y posiblemente se supere la cifra en 2016.
¿Es normal sacrificar 40.000-50.000 bovinos en los últimos años y afirmar que es el camino a seguir? Pues la Administración andaluza dice que sí. Incluso a veces lo defiende en público con mucho énfasis, y una cierta dosis de altanería o prepotencia.
Sin embargo nosotros, con humildad, queremos dejar constancia ante la sociedad, que no compartimos como se está desarrollando en Andalucía el plan de lucha contra la tuberculosis. Lo venimos exponiendo desde hace años ante el Ministerio de Agricultura y las consejerías de Agricultura y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Son abundantes los escritos presentados y las reuniones mantenidas con altos responsables de la Administración. Incluso provocamos una reunión hace varios años en la que estuvieron presentes los directores generales y los jefes de servicio responsables de ganadería, caza y sanidad. En ella, la Cátedra de Ganadería Ecológica y la Cátedra de Recursos Cinegéticos de la Universidad de Córdoba presentaron un proyecto demostrativo distinto, novedoso e innovador, para actuar en áreas conflictivas de tuberculosis en la que conviven ganado vacuno, jabalíes y ciervos. Desgraciadamente lo rechazaron porque consideraron que el único camino de lucha contra la tuberculosis se basa exclusivamente en la tuberculinización de vacas y terneros y el sacrificio inmediato de los animales positivos; ignorando a los ciervos y jabalíes tuberculosos.
El tiempo, que da y quita razones, les está diciendo que se pueden estar equivocando, porque cada año transcurrido tienen más prevalencia (casi el 50% de los rebaños en algunas comarcas) y tienen que sacrificarse mayor número de bovinos.
Los responsables del Programa Andaluz de Erradicación de la Tuberculosis deben reflexionar sobre lo que está ocurriendo y cómo están actuando. ¿Por qué no siguen todas las directrices que establecen y recomiendan tanto el Organismo Mundial de Sanidad Animal (OIE) como prestigiosos científicos de todo el mundo, en situaciones como la nuestra? Nosotros hemos hecho un esfuerzo por resumir sus recomendaciones más importantes en el siguiente decálogo:
1. La tuberculosis bovina es una enfermedad de los animales, que afecta tanto a ganado doméstico como a animales de caza (jabalí y ciervos).
2. La enfermedad es contagiosa y se propaga por contacto entre animales domésticos y animales salvajes infectados.
3. El principal problema de la enfermedad es que afecta a la salud pública, pues es transmisible a las personas (zoonosis).
4. Muchos países desarrollados han reducido o eliminado la tuberculosis bovina, pero en países subdesarrollados sigue siendo una importante enfermedad del ganado vacuno y de la fauna salvaje.
5. El diagnóstico de la enfermedad se realiza de una forma rápida y clásica con la prueba de tuberculinización, con resultados en 48-72 horas. Pero esta prueba es preventiva y tiene un margen de error significativo que da lugar a falsos positivos y falsos negativos.
6. El diagnóstico concluyente y definitivo es el cultivo de bacterias en el laboratorio (cultivo microbiológico). Pero este es un proceso lento que tarda por lo menos dos meses en conocerse. Sin embargo, en un plan nacional de erradicación estricto y adecuado debe hacerse a todos los animales positivos cuando son sacrificados en el matadero para confirmar bacteriológicamente la tuberculosis.
7. En función del grado de prevalencia y complejidad existente en un país o región se puede actuar con la intradermotuberculinización de dos formas: a) detección y sacrificio inmediato, y b) detección y segregación por lotes.
8. Dice la OIE que el control de la transmisión de la población salvaje a los animales domésticos es complejo y, hasta la fecha, se ha basado en la reducción o erradicación en las especies salvajes.
9. Se sabe que en algunos países, la tuberculosis es endémica en algunas poblaciones de animales salvajes, que pueden constituir una fuente de infección para los animales domésticos. Se recomienda a los Países Miembros de la OIE que evalúen los riesgos que plantean los animales salvajes infectados, antes de examinar o iniciar cualquier programa de lucha.
10. También se recomienda a los países miembros de la OIE que implementen los mecanismos legales apropiados para poder actuar y garantizar la eficacia de los programas de control.
De acuerdo con este decálogo, nosotros pensamos que es imposible erradicar la tuberculosis con el programa actualmente aplicado; y nos preguntamos: a) ¿no está interrelacionada la tuberculosis entre animales domésticos, la fauna salvaje y las personas?, b) ¿existe un protocolo o normativa específica para el control y la erradicación de la enfermedad en animales salvajes?, c) ¿qué está haciendo Medio Ambiente, que tiene bajo su responsabilidad una población de caza descontrolada en la que más del 80% de jabalíes están infectados de tuberculosis y del 20% de los ciervos?
Aprovechen las vacaciones para rectificar, antes de que nos quedemos sin vacas y con la tuberculosis endémica en los animales de caza.
(Publicado por diariodejerez.es)