El Consejo sectorial de arroz de Cooperativas Agro-alimentarias de España estima que la producción de arroz alcanzará las 825.741 toneladas, lo que supone un 3,6% más que la cosecha de 2017. La producción total se divide en 489.165 (40,76%) toneladas de arroz tipo japónica y 336.576 (59,24 %) toneladas de tipo índica.
En esta campaña hay una mayor producción de arroz en todas las Comunidades Autónomas, salvo en Aragón (-8,79%) y Navarra (-14,03%), que han notado el efecto de la caída de superficie, y en el caso de Navarra, también del rendimiento. Así, Andalucía es la principal zona productora con 350.000 toneladas, seguida de Extremadura con 151.915, Cataluña con 151.723 y Valencia con 121.275 toneladas.
Tal y como ha destacado el presidente del sector, Félix Liviano, los rendimientos en campo son buenos, a pesar a algunas complicaciones climatológicas y de plagas y enfermedades, situación que contrasta con la preocupante y ya estable caída de superficie, en casi todas las CCAA. La pérdida de superficie refleja una caída sobre la media de los tres y 5 últimos años, del 3% y del 2,7%, respectivamente.
España es el segundo productor por detrás de Italia en la UE, y la reducción de superficie y, por tanto, de producción de arroz plantea una situación que habrá que analizar con atención, según Liviano. España es exportadora (ventas intracomunitarias) de arroz tipo índica, (más de 240.000tn), mientras que sus importaciones, son una tercera parte inferiores a las exportaciones. La caída de producción podría alterar ese balance y, junto a la enorme competencia con países terceros para colocar el arroz tipo índica en la UE, podría romper el equilibrio que ha predominado hasta ahora entre las producciones de arroces de tipo indica y japónica, decantándose, cada campaña hacia una mayor superficie de arroz de tipo japónica, y la consiguiente desestabilización del mercado nacional, de arroz japónica.
Para Félix Liviano esta situación del mercado, junto con la desorganización y atomización comercial de la oferta de arroz española, podría desincentivar la producción, situación no deseada debido a que en España el arroz se localiza en zonas con elevada salinidad e importantes restricciones medioambientales, como deltas y marismas pertenecientes o próximas a parques naturales, y con suelos que sufren problemas de encharcamiento. Esta singularidad, ha señalado Liviano, ha hecho que sea considerado un cultivo sensible, y para evitar la pérdida de su superficie, fue considerado cultivo elegible para una ayuda acoplada.