Los veterinarios de España están de luto por el fallecimiento, tras una larga enfermedad, de Luis Alberto García Alía. Veterinario excepcional y figura destacada durante décadas del asociacionismo en el sector al ser el vicepresidente del Consejo General de Colegios Veterinarios de España; presidente del Consejo de Colegios Profesionales de Veterinarios de Castilla-La Mancha (desde su fundación en 2007); presidente del Colegio Oficial de Veterinarios de Toledo (desde 2001); vocal del Consejo de Salud de Castilla-La Mancha; y consejero de AMA (desde 2012).
Luis Alberto Calvo, presidente de la Organización Colegial Veterinaria (OCV), ha resaltado el dolor y la gran pérdida que supone para todo el colectivo. Además, ha transmitido el pésame a todos sus familiares, así como el «agradecimiento a García Alía por lo mucho que ha aportado tanto en conocimientos como en trabajo y, sobre todo, calidad humana a todos los que tuvimos el privilegio de compartir con él estos años en la organización».
Por su parte, Juan Julián García Gómez, vicepresidente del Colegio de Veterinarios de Toledo, recuerda su «entrega, honestidad y profesionalidad que siempre mostró al frente de sus responsabilidades. Una actitud encomiable, sin regatear esfuerzos a la vida y con una implicación ejemplar por la veterinaria a la que unía grandes dosis de humanidad y su disposición permanente a dar la batalla en defensa del colectivo«.
INTENSA LABOR PROFESIONAL E INSTITUCIONAL
Natural de Lagartera (Toledo) y siempre muy vinculado a Talavera de la Reina, se licenció en Veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid, además de diplomarse en Sanidad por la Escuela Nacional de Sanidad.
Durante su carrera profesional, fue director técnico en la Península Ibérica de la multinacional genética animal Euribrid (1980-82); veterinario titular propietario por oposición nacional y veterinario oficial de Salud Pública; veterinario responsable y fundador de la ADS porcino; y asesor veterinario de empresas de producción animal y laboratorios veterinarios.
Como docente, fue profesor asociado colaborador honorífico de Patología Animal en las Facultades de Veterinaria de Madrid y Cáceres entre los años 2003 y 2007.
Además, unió siempre su vocación veterinaria a su interés por ayudar al desarrollo de su profesión y del colectivo veterinario en su conjunto. Como expresó durante su nombramiento como vicepresidente de la OCV, en 2013, para él suponía un «enorme orgullo por poder afrontar este nuevo reto, siempre velando por los derechos de la profesión y, por supuesto, por la máxima transparencia y cercanía con el colegiado y con el ciudadano».
Dentro de la Organización, coordinó los trabajos para la puesta en marcha del veterinario de explotación, figura primordial para mejorar la gestión eficiente y moderna de las granjas –alimentación, manejo, sanidad y bienestar animal, selección genética…-, gracias a su notable conocimiento de la actividad pecuaria.
Esa vocación de ayuda y participación con las organizaciones sectoriales le llevó a una intensa labor institucional desde la que siempre defendió los intereses de todos los colectivos veterinarios, destacando su defensa del trabajo de los veterinarios rurales, así como el papel de todo el colectivo en la seguridad alimentaria de toda la población.
Un trabajo y compromiso en el que ha estado activamente implicado hasta el final de su vida.