Agricultores ecológicos, investigadores, autoridades competentes, organismos de control, empresas y asociaciones del sector de las semillas, han participado en un debate en el que han confluido gran diversidad de opiniones en cuanto a la mejora y uso de semillas en producción ecológica se refiere. La conclusión principal ha sido la necesidad de incrementar la biodiversidad, con medidas que estimulen la oferta y el uso de variedades tradicionales en la producción y que no se limiten únicamente al control. “En la naturaleza hay suficientes semillas y material vegetativo, mejorado por los agricultores durante siglos, para ser adaptados a la producción agraria, sin necesidad de recurrir a la ingeniería genética”, comentaron fuentes de los organizadores, la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE).

Cada invitado/a a la mesa ha destacado en su intervención aspectos actuales sobre el uso de semillas. Jesús Ochoa, agricultor ecológico de cereales y leguminosas en La Rioja y miembro de la Directiva de SEAE, se preguntaba “porqué los agricultores no pueden vender a sus colegas vecinos las semillas que ellos mismo autoproducen. Tanto las autoridades como el propio reglamento deberían favorecer el intercambio de semillas entre agricultores/as”. Por su parte, Esther Casas señaló que “hay dos tipos de agricultura ecológica”: la dirigida a la exportación, que todavía requiere de semilla homogénea y exige el uso de híbridos y que es la que pide el mercado europeo; y otra más agroecológica, enfocada a los mercados locales y que usa variedades locales. “Necesitamos una transición hacia modelos de suministro de semillas que hagan menos dependientes a los agricultores de las grandes corporaciones de semilla”. Y añadió: “que su iniciativa Les Refardes, una pequeña cooperativa de pequeños agricultores/as productores/as de semillas ecológicas de hortalizas en Cataluña, reivindican el derecho de los agricultores/as a multiplicar y vender las semillas”.

Josep Roselló, de la Consellería d’Agricultura, Medi Ambient, Canvi Climàtic i Desenvolupament Rural, manifestó que “es necesario profundizar en el Reglamento europeo de agricultura ecológica, para que se ajuste más a la filosofía de la producción ecológica, y aclarar muchos aspectos que no están regulados, entre ellos, la autoproducción de semillas por los propios agricultores/as”. Y así ha invitado a los presentes a participar en las distintas iniciativas del Plan de la Diversidad Agraria Valenciana de la Consellería, para “conservar las semillas in situ, en el campo, pues si no se cultivan, además de perder adaptación al ambiente, no pueden ser conocidas por los consumidores”; Una de esas iniciativas es la creación del Catálogo de variedades de interés agrario valenciano: un registro de variedades antiguas en el que los agricultores/as podrán encontrar las semillas que necesitan.

Una de las partes más controvertidas del debate se ha centrado en el uso de semillas híbridas en el sector, que algunos estiman que con el tiempo reduce la biodiversidad. Jaume Prohens, del COMAV de la UPV, ha afirmado que “la mejora genética se trata de una serie de técnicas que se utilizan para la mejora de semillas (selección, hibridación…), pero los fitomejoradores haremos cuanto se nos pida. Si en agricultura ecológica no se pudieran utilizar variedades híbridas como producto final, podemos utilizar variedades que no lo sean. Hay tantas técnicas y tan diversas de mejora genética que, en mi opinión, pueden ponerse en servicio para conseguir una agricultura más ecológica. La Ae requiere diversidad, y eso es un valor añadido.”

Jesús Sanchís, agricultor ecológico y con certificado Demeter, opina que “desde el punto de vista del agricultor profesional, no podemos olvidar la exigencia del mercado y que tenemos que pagar facturas. Por tanto, si una herramienta son los híbridos para hacer ciertas producciones, tendremos que utilizarlas sin olvidar que hay otros caminos”.

Isabel Montálvez, de la empresa Intersemillas SL, comercializadora de semilla ecológica, ha señalado que “hay que dar respuesta a todas las agriculturas: la de proximidad, de variedad, la culinaria, la ecológica… aunque sea en sistemas más forzados. Debemos coexistir porque conseguimos más juntos que separados. Acordemos, regulemos y participemos todos y todas”.

Desde el CAECV, Rosa García ha destacado que “la normativa está para cumplirla y no nos la podemos saltar y, si es cierto que tiene que recoger más la sensibilidad de productores/as y consumidores/as. La normativa en AE está basada y montada sobre el consumidor/a, que incluye la idea de usar más las variedades locales. Las variedades modernas si tienen que existir, que existan; Hay sitio para todos.»

Alberto Llopis, de Llavors d’açí, Asociación integrada en Red de Semillas, recordó que el 17 de abril es el Día de la Lucha Campesina, porque hace 19 años en Brasil perdieron la vida una veintena de agricultores por lucha por la soberanía alimentaria, y eso comienza por buscar la independencia de las corporaciones grandes en el uso de semillas. Su intervención finaliza señalando que “debemos seguir trabajando, para la conservación de los recursos fitogenéticos y para que la alimentación y la salud de las personas y del planeta, queden fuera de los balances económicos de las empresas.”

Mª Dolores Raigón, presidenta de SEAE, cerró la mesa indicando que “la ciencia se debe poner al servicio de la sociedad contando con todos. Hay mucho que hacer, pero que el trabajo sea desde la concordia para obtener esos resultados que la sociedad va demandando cada vez más”.

La mesa redonda se ha realizado en el Salón de Grados de la ETSIAM de la Universidad Politécnica de Valencia, en ocasión del 2º Encuentro del proyecto europeo LIVESEED sobre el tema, que involucra a más de 49 socios y 28 países y que se celebra durante estos días en Valencia, reuniendo a los principales investigadores y partes interesadas europeas. Este proyecto está enfocado a estudiar e impulsar mayor uso de semilla producida ecológicamente e incrementar la biodiversidad agraria.

Mas info: comunicacion@agroecologia.net

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