El experto ha explicado que la luteína se encuentra en otros productos como las zanahorias, la lechuga o la col de Bruselas, pero que añadiéndola al aceite de oliva, un producto que comemos todos los días, se garantiza la ingesta diaria de este elemento.

    El objetivo, según ha explicado el investigador, es usar estos nuevos aceites enriquecidos para prevenir enfermedades degenerativas oculares humanas.

    Según Bermejo, "actualmente existe un interés creciente en el desarrollo de alimentos funcionales, que son aquellos capaces de proporcionar efectos beneficiosos para la salud, adicionalmente a su valor nutritivo o energético", "estos productos son usualmente alimentos tradicionales enriquecidos en uno o varios componentes, que ejercen o promueven un efecto beneficioso para la salud".

    La investigación se ha desarrollado en tres fases, una primera para obtener un microorganismo vivo que fuera rico en este compuesto antioxidante, en este caso ha sido la microalga ‘Scenedesmus almeriensis’.

    La segunda etapa se centró en desarrollar una metodología científica para poder extraer el compuesto de la biomasa de microalgas, y la tercera fase, en la cual está inmerso el grupo actualmente, consiste en estudiar y analizar la composición del aceite y sus propiedades una vez que se ha añadido la luteína.

    El grupo está probando a añadir este compuesto en aceite de oliva virgen extra procedente de distintas aceitunas para evaluar la reacción del mismo y las variaciones en su composición.

    "De esta forma, lo que pretendemos es dotar al aceite de oliva de un valor añadido superior al que ya de por sí tiene y ofrecer una alternativa diferente a las actuales, en la lucha contra algunas enfermedades degenerativas humanas", ha concluido Bermejo.

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