El primer pueblo en exaltar el oficio ha sido el municipio de Hinojosa de Duero (Salamanca), donde el jueves mataron un cebón donado por el Ayuntamiento.
Es un día típico de los pueblos donde, además del oficio del matancero, mayores y pequeños reviven el argot de la matanza, con vocablos y dichos populares que perduran gracias a costumbres como ésta.
Echarle el gancho (momento en el que se coge el cerdo), picar el pan (para elaborar morcillas), mojar las tripas culeras (para los chorizos más grandes) o enfusar el ciego (es el chorizo que se fabrica con la tripa mas ancha del intestino del cerdo), son algunos de los cientos de vocablos y dichos populares que los más pequeños aprenden en los días de la matanza.
Tampoco faltan las bromas, como era habitual mandar al más incrédulo a buscar a casa del vecino el "acalcador de farinatos", una máquina que no existe y que lo único que pretendía era la mofa sobre el neófito.
Desde la primera semana de diciembre y hasta mediados de enero es habitual despertarse en algún pueblo de León, Zamora o Salamanca, con el gruñir de los marranos que son sacrificados junto a los portalillos de las casas, corrales o en los atrases.