El director general de Industria Agroalimentaria y Capacitación Agraria, Ángel García Lidón, señaló que “esta plaga afecta principalmente a diversas áreas de la comarca del Altiplano y abarca unas 1.600 hectáreas”. En este sentido, apuntó que “los daños inicialmente los producen sobre la vegetación espontánea y, posteriormente, pasan a los cultivos colindantes, que pueden llegar a destruir en su totalidad. Los daños afectan sobre todo al cultivo de la viña y, en menor medida, a almendros y frutales”.
Las medidas de control se basan en tratamientos fitosanitarios en los primeros estadios de la plaga, con productos de bajo impacto ambiental que inhiben la formación de la quitina e impiden completar su metamorfosis, por lo que resulta necesario actuar sobre los primeros estados larvarios para obtener una buena eficacia.
Estas aplicaciones se realizaban tradicionalmente mediante tratamientos aéreos, debido a la magnitud alcanzada por esta plaga y a la necesidad de cubrir amplias zonas de terreno, lo cual dificulta la aplicación por medios terrestres. No obstante, la publicación de la Directiva de usos sostenible de los productos fitosanitarios ha limitado los tratamientos aéreos a las campañas de control oficiales, ya que precisan de una serie de medidas de emergencia, información y control para su ejecución.
Autorización excepcional del Ministerio
El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, a solicitud de varias comunidades autónomas, ha otorgado recientemente una autorización excepcional para la aplicación aérea de un formulado a base de la sustancia activa diflubenzuron, que se aplica bajo el sistema de ultrabajo volumen, con lo que la cantidad de insecticida utilizado es muy baja.
La Consejería ha realizado las preceptivas gestiones administrativas para realizar el tratamiento aéreo, que requiere, entre otros aspectos, un plan de aplicación con las correspondientes medidas técnicas, de vuelo y de mitigación del riesgo, así como de información a los ciudadanos.