Soriano ha señalado que “el objetivo es armonizar y ordenar los aprovechamientos micológicos y las técnicas de recolección para prevenir daños a los ecosistemas, a los suelos y a los propios hongos, lo que permitirá realizar la actividad de una forma respetuosa con el medio natural”.
La normativa permitirá la creación de ‘zonas de reserva’, en las que no podrá llevarse a cabo la actividad por motivos biológicos o de conservación, y de ‘cuarteles seteros o truferos’, que serán áreas en las que no se permitirá la recogida si autorización del propietario del terreno.
Cuatro tipos de aprovechamientos
La consejera ha avanzado que, en el texto, se diferenciarán cuatro tipos de aprovechamientos: recreativo, sin ánimo de lucro, comercial y científico y educativo. En los dos primeros, se fijará un límite máximo de recogida por persona y día para evitar recogidas abusivas y desmesuradas y “facilitar así la actividad de los verdaderos aficionados a la micología”.
Asimismo, la normativa fijará las características que deben reunir las setas, hongos y trufas que puedan ser recogidas, evitando que se recolecten ejemplares que no hayan alcanzado un grado de madurez suficiente; y establecerá los tipos de técnicas de recolección permitida, prohibiendo aquellas que sean perjudiciales para los hongos y puedan impedir la aparición de nuevos ejemplares en el futuro.