En su presentación ante las autoridades chinas, el ministro brasileño alegó que la agricultura tropical es la más vulnerable a los ataques de plagas y yerbas dañinas, lo que exige un mayor uso de nuevas tecnologías para aumentar la productividad, entre ellas los transgénicos.

    Según las cifras del ministerio, de las 7,15 millones de toneladas de soja exportadas por Brasil en abril pasado, 5,6 millones de toneladas tuvieron a China como destino.

    De los ingresos por 3.787 millones de dólares (2.862 millones de euros) generados por esas ventas, 2.966 millones de dólares (2.241 millones de euros) fueron pagados por importadores chinos.

    Brasil es, después de Estados Unidos, el mayor productor mundial de soja, con una cosecha que este año debe alcanzar un récord de 81 millones de toneladas, así como el mayor exportador de la oleaginosa.

    La productividad garantizada por las variedades genéticamente modificadas de soja ha permitido que la soja transgénica se expanda rápidamente por todas las áreas de cultivo de Brasil.

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