EFE.- "Quiero que el proceso sea amplio e incluya el conocimiento adquirido por terceros países en relación al cultivo de Organismos Genéticamente Modificados (OGM)", dijo Dalli en una conferencia sobre la dimensión socio-económica de los transgénicos celebrada en Bruselas.

El comisario subrayó que "aunque la dimensión europea es importante, tenemos que aprender de la experiencia -buena o mala- en otros lugares del mundo y tomar en consideración a todos los implicados".

Dalli confió en que el intercambio de opiniones ayude a avanzar hacia "un diálogo más informado y menos polarizado".

El comisario se refirió al informe publicado el pasado abril por la Comisión acerca de los OGM, a partir de las aportaciones de los Estados miembros.

El ejercicio puso de relieve la existencia de "opiniones (…) construidas a partir de una base de datos limitados" e influidas por la percepción positiva o negativa del país en cuestión sobre los transgénicos, denunció el comisario.

En ese contexto, consideró que hacen falta "más información y estadísticas", en particular sobre la producción de esos productos y sobre su dimensión social.

Para Dalli, la UE debería "construir una base más sólida de datos estandarizados y objetivos" antes de extraer conclusiones definitivas sobre el cultivo de los transgénicos.

Según el comisario, la conferencia de hoy abre un proceso para definir el estado de información en este ámbito y avanzar hacia un "diálogo informado".

En la cita participaron, entre otros, representantes del Centro Europeo de Investigación, del ministerio de Agricultura de Argentina, de organizaciones ecologistas como Greenpeace y de las industrias de la biotecnología (Europabio).

En la actualidad, en la UE aplican salvaguardas contra el cultivo de transgénicos Francia, Grecia, Alemania, Luxemburgo, Austria y Hungría.

Por el contrario, España es el país comunitario con más superficie de OGM, con un 80 % de las plantaciones de maíz transgénico y una extensión nacional que ronda las 76.000 hectáreas.

La CE propuso el pasado año cambiar las políticas sobre transgénicos, con el fin de dar más libertad para que los gobiernos decidan si permiten o prohíben su cultivo.

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