EFE.- La directora de la Obra Social de CatalunyaCaixa, Marta Lacambra, ha presentado hoy esta iniciativa de "social farming", que nace también con el objetivo de fijar la población al territorio por medio de actividades empresariales que hasta la fecha se decantan especialmente por la agricultura ecológica y el aprovechamiento de la biomasa, aunque está abierto a otras áreas.

La nueva red tiene como base entidades laborales con valor social añadido (empresas de inserción para personas en exclusión, centros especiales de trabajo para discapacitados, servicios para dependientes), a lo que se suman otras de carácter medioambiental (producción ecológica, recuperación de labores tradicionales, entre otras).

La red pretende atajar algunos problemas con los que se enfrenta el mundo rural, como la despoblación (en Cataluña el medio rural sólo supone ya el 10,7 % del total de habitantes), el envejecimiento (el 16,4 % tiene más de 70 años) y la pérdida de la diversidad biológica (que ha caído en un 75 % en los últimos 50 años en los cultivos).

Además, el bajo porcentaje de población denominada generación de apoyo (personas de 30 a 49 años que suelen cuidar ancianos y dependientes) se encuentra entre otro de los principales problemas.

En esta primera fase, el 80 % las empresas ya asociadas (4 de Barcelona; 4 de Tarragona; 5 de Girona y 2 de Lleida) trabajan con personas con enfermedad mental severa, un colectivo que, según los promotores de la red, está aumentado mucho en los últimos años y padece una carencia destacada de recursos.

La red facilitará a las empresas asociadas obtener ayudas para la financiación (tanto de la Obra Social CatalunyaCaixa como de la red de Business Angels, que apoyarán la inversión), a la vez que se les ofrece un plan de negocio específico y un seguimiento durante los primeros meses de actividad, ha señalado la directora del área de impulso social de la Obra Social, Marta Torras.

De las entidades integradas, once solicitaron apoyo para elaborar el plan de negocio, la mayor parte para potenciar alguna línea de producción ecológica, una de carne ecológica, una de mantenimiento de la limpieza forestal, tres de aprovechamiento de biomasa y otra de elaboración de postres lácteos.

Entre las ventajas que ofrece este organismo a las empresas, se encuentra la posibilidad de obtener difusión de sus proyectos, a la vez que se les informará de la experiencias de mejores prácticas del resto de entidades.

En este sentido, Carles Ahumada, presidente de la cooperativa l’Olivera (Vallbona de les Monges, Lleida), dedicada a la producción ecológica y recuperación de cultivos de viña -donde emplean a 45 trabajadores, muchos de ellos con discapacidad psíquica-, ha destacado que la colaboración entre entidades de este tipo puede ayudar a su consolidación.

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