EFE.- Se trata del censo del lobo en Castilla y León 2012-2013, el primero que concluye una autonomía y que se integrará en censo nacional de esta especie que realiza el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y que estará listo en 2015, según ha explicado en la presentación del documento el director general del Medio Natural de la Junta, José Ángel Arranz.

El censo es el resultado de dos años de trabajo en los que se ha analizado el cien por cien del territorio de la Comunidad, más extensa que Portugal, para lo que se han inspeccionado a pie 51.200 kilómetros cuadrados, con dos visitas a cada uno de los itinerarios previstos, en las que se han hallado 10.085 excrementos, 2.828 huellas y 438 rascaduras de grupos para marcar su territorio.

Como resultado de estas inspecciones y de los trabajos en 2.949 estaciones de observación y escucha, se ha constatado que existen un mínimo de 179 manadas de lobos en Castilla y León, frente a las 149 del censo 2000-2001, que supone unos 1.600 lobos, ya que la comunidad científica ha consensuado que hay unos nueve ejemplares.

De las manadas, con reproducción detectada en al menos el 73 por ciento de los grupos, al norte del Duero, donde la especie está considerada como cinegética, es decir que se puede cazar, hay 152 grupos, veinte más que en el anterior censo; mientras que al sur de este río, donde la especie es protegida, las manadas han pasado de 17 a 27 en esta década, ha explicado Arranz.

Este aumento de la población del lobo al sur del Duero es un argumento más en apoyo para que la Comisión Europea otorgue el mismo estatus a toda la población de esta especie en la Comunidad, la de cinegética, ha recordado el responsable autonómico del Medio Natural.

Al sur del Duero, el lobo ha aumentado en un 26 por ciento, con presencia en un mayor número de zonas y nuevas manadas en zonas de Ávila y Segovia, lo que indica que «el lobo ha llegado, posiblemente se quede» y avance en esa dirección en su área de distribución, ha observado Arranz.

Al norte del Duero la población ha aumentado especialmente en el tercio norte, en las reservas nacionales de caza de León y Palencia, en el oeste leonés y en la provincia de Zamora.

Arranz ha incidido en que precisamente sea en las zonas donde más lobo se caza donde haya un mayor aumento de la población y manadas, lo que respalda que la actividad cinegética «no pone en peligro la especie».

En la franja más oriental de Castilla y León, en el Alto Ebro y el sistema Ibérico de Burgos y Soria, el lobo mantiene pocos grupos familiares a pesar de ser una zona con buena calidad potencial del medio y alta disponibilidad de alimento, por lo que «investigarán» qué sucede.

En cuanto al centro de la comunidad, el lobo se reparte de forma homogénea, pero el retroceso de la ganadería y la prohibición europea de dejar los cadáveres del ganado muerto en el campo ha limitado la aparición de nuevos grupos familiares.

El director del Medio Natural ha sostenido que con la flexibilización de la normativa que ha permitido autorizar a algunas explotaciones dejar animales en el campo «quizás algunas manadas puedan reforzarse».

Del censo también se desprende que un buen número de manadas son limítrofes con otras regiones -Galicia, Cantabria, Asturias e incluso Madrid y La Rioja- y con Portugal, un dato que habrá que tener en cuenta para que en el censo nacional «no haya duplicidades».

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