Esta regularidad obedece, señala ASAJA, “a que contra lo que ocurre en los grandes países productores europeos o en otras zonas de nuestro país, la ganadería de Castilla y León no está tan vinculada al pastoreo ni a las oscilaciones del clima o los pastos. Mayoritariamente tenemos explotaciones bien dimensionadas, estabuladas, con animales que reciben una alimentación bien estudiada de piensos y forrajes de alta calidad”.

    La pérdida de granjas que se ha producido en los últimos años, hasta alcanzar el número actual, unas 2.000 explotaciones en la Comunidad Autónoma, ha obligado a los ganaderos que han permanecido a reconvertir y profesionalizar al máximo los sistemas de producción, selección y manejo.

    “Hoy por hoy la ganadería de leche en Castilla y León está en manos de auténticos profesionales, con granjas muy punteras y competitivas tanto con el resto de Europa como por supuesto con el resto de España, granjas con gran capacidad productiva y posibilidades de crecimiento”, subraya ASAJA.

    La “china en el zapato” de este sector son, como bien se sabe, los precios. En el mismo informe del FEGA el propio Ministerio de Agricultura reconoce que hay una horquilla de precios de un 15 por ciento entre el grupo de ganaderos que más cobra por su litro de leche y el que menos cobra. “Eso significa que en España hay ganaderos que cobran cinco céntimos más que otros por el litro de leche, una enorme diferencia que no se justifica porque se premie así el producto de más calidad, sino simplemente porque los acuerdos de las industrias y la distribución se aplican según quién controla cada territorio”, apunta ASAJA, que pide a las administraciones competentes que “hagan todo lo posible por corregir este problema, que hoy por hoy es el punto débil fundamental del sector lácteo”.

    ASAJA recuerda que un tercio de la leche consumida en España se tiene que importar de la UE –principalmente de Francia–, y por ese litro de leche importado se pagan precios similares que los que se abonan a nuestros ganaderos, a pesar de que luego las industrias tienen que asumir el coste de transporte, de alrededor de 3 céntimos por litro. ASAJA ha pedido repetidamente que se pague ese diferencial a los ganaderos españoles, lo que elevaría el precio del litro a 36 céntimos, una cantidad que sería rentable para muchas ganaderías.

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