EFE.- A día de hoy, cerca de 100.000 personas contraen la salmonella cada año en Europa.

Las diferencias a uno y otro lado del Atlántico se deben al enfoque que se emplea para la detección de la enfermedad, ya que mientras en la UE los controles se llevan a cabo durante toda la cadena alimentaria, "desde la granja hasta el plato", en EEUU solo se trabaja "al final de la escala", explicó la responsable de esa agencia.

En un encuentro con periodistas, Geslain-Lanéelle señaló que todas las zoonosis (enfermedades que pueden transmitirse de animales a hombres o viceversa) siguen una tendencia descendente en Europa, salvo en el caso del bacilo que causa la campilobacteriosis, cuyos casos aumentan cada año.

Unas 190.000 personas se infectan anualmente en la Unión de esta enfermedad, que se transmite a los humanos sobre todo al comer alimentos contaminados, a menudo carne de aves crudas, productos agrícolas frescos, leche y derivados lácteos sin pasteurizar.

La directora de la Autoridad Alimentaria participa estos días en un seminario en el Parlamento Europeo donde se habla de zoonosis, una de las principales amenazas a la salud pública, junto con la contaminación química debida por ejemplo a los pesticidas, explicó Geslain-Lanéelle.

Por otra parte, la directora de la agencia tiene previsto asistir en Bruselas a un taller sobre la independencia en los procesos de decisión científicos que reunirá a más de 150 expertos.

El objetivo es escuchar la opinión de los interesados, de cara a la revisión de ciertas políticas de la agencia.

Muchas organizaciones no gubernamentales critican a la AESA por su supuesta falta de independencia en relación a algunos dossieres, en los que intervienen expertos vinculados a la industria.

La AESA evalúa por ejemplo los expedientes para nuevos permisos de organismos genéticamente modificados en la UE y asesora a la Comisión Europea (CE) y en el pasado se ha visto salpicada por escándalos de personas con intereses en la industria alimentaria, que han participado en ciertos dictámenes.

La directora de la Autoridad Alimentaria subrayó hoy que en los miembros de la Autoridad Alimentaria "no son unos corruptos" y explicó que la agencia aplica controles para evitar los conflictos de intereses.

En base a los mismos, el pasado año 300 personas fueron excluidas de la elaboración de dictámenes por su vinculación con los dossieres a tratar, explicó.

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