ALIENTE en Guadalajara
Estimada ministra:
Escuchar sus declaraciones sobre la transición energética y la despoblación en la radio y prensa nacional, podría ser un bálsamo para los atormentados activistas medio ambientales que vivimos en zonas rurales asediadas por megaproyectos eólicos y fotovoltaicos si no fuera porque NO se corresponden con nuestra realidad. Como diría Madeleine Staaf Kura, “we are not stupid”. (European Parliament 2023, Wind Industry at what cost?)
Dice usted, con mucha lógica sin duda, que necesitamos proyectos micro, medios y grandes. Pero ¿dónde está lo micro y lo medio? Será que no es en Guadalajara donde podemos encontrar ese tipo de proyectos. En Guadalajara, por goleada, tenemos megaproyectos: enormes extensiones de parques eólicos en la Serranía y el Señorío de Molina, enormes extensiones de plantas fotovoltaicas aprobadas y en construcción en la Baja y Alta Alcarria (¿quizás sean la suma de proyectos micro y medios todos juntos?) En cambio, el impulso al autoconsumo sigue bastante cojo y no digamos la creación de comunidades energéticas; ostentamos un récord que desgraciadamente compartimos con otras provincias y comunidades autónomas: número de comunidades energéticas = CERO.
Usted comenta con mucha lógica que hay concentración de proyectos en las zonas “donde están los recursos”; genial, como Guadalajara tiene recursos y está muy próxima a Madrid, la concentración de proyectos energéticos es ya agobiante para los habitantes de muchos pueblos de nuestra provincia. Veremos en un par de años cuando nuestro territorio haya cambiado y en muchas zonas el paisaje se componga de módulos fotovoltaicos, espacios vallados, enormes aerogeneradores e inacabables líneas aéreas de alta tensión. Mucha gente se irá de esos pueblos que ya no serán pueblos sino enormes polígonos industriales.
Posiblemente está faltando compromiso con el terreno y su biodiversidad, está faltando respeto a los gobiernos locales y a la ciudadanía. Si no es así, no se entiende que se hayan aprobado proyectos fotovoltaicos en el perímetro de uno de nuestros paisajes protegidos más emblemáticos como es el Paisaje Protegido Valle del Río Ungría, que se hayan ubicado parques eólicos en zonas LIC-ZEPA y en sus zonas periféricas, que las empresas reprendan a ayuntamientos como el de El Olivar por poner trabas a sus proyectos, o que directamente las empresas, con el apoyo de las administraciones central y autonómica, obvien los cambios en marcha de los planes urbanísticos porque van contra sus intereses, como ha ocurrido en el municipio de Vadenuño Fernandez.
Y ya no son sólo los proyectos eólicos y fotovoltaicos, seguimos con las centrales nucleares, aumentan los proyectos de minería a cielo abierto como en Naharros, o comienzan a aparecer por arte de magia plantas de biogás para sorpresa de ayuntamientos y ciudadanos (Alto Tajo, Río Ungría). Y no hablamos de plantas pequeñas ubicadas en zonas ganaderas para ayudar a gestionar los residuos locales, sino de grandes plantas destinadas a concentrar los residuos de medio país. Podemos ya imaginar un futuro con numerosas macro granjas instalándose en la provincia, por fin justificadas para abastecer con sus residuos estas enormes plantas industriales de biogás.
Este año, le mandamos a usted nuestra carta a los Reyes Magos para pedirle muchas cosas buenas para nuestra provincia y sus habitantes:
Quisiéramos que su ministerio y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha respetaran los territorios, su biodiversidad y a sus habitantes, aunque seamos cuatro. Que hubiera claridad e información sobre los proyectos y se debatiera y respetara el tipo de desarrollo que cada ayuntamiento y sus habitantes desean para su entorno.
Quisiéramos que empezaran a verse las instalaciones pequeñas y medianas, esas de las que usted habla pero que todavía no conocemos en nuestra provincia; que el autoconsumo floreciera en los medios rurales y hubiera una comunidad energética en cada pueblo, asegurando el suministro y un precio justo para la electricidad.
Quisiéramos que los pueblos de nuestra mal llamada “España vaciada” (hay gente, hay vida) nunca tuvieran los servicios básicos a más de 30 minutos de distancia.
Quisiéramos que sólo se instalaran los megapolígonos renovables estrictamente necesarios, con planificación, hablando con las comunidades afectadas, sin presiones de políticos y empresas, ni amenazas de expropiación, sin compra de voluntades y priorizando terrenos degradados. Y, por favor, fuera de espacios protegidos, Red Natura 2000 y zonas de alta biodiversidad. Somos muchos los que queremos seguir viendo águilas imperiales, aguiluchos, sisones y avutardas. Sin la naturaleza no lograremos frenar el cambio climático.
Quisiéramos, no códigos de buenas prácticas que no se hacen cumplir, sino un control medio ambiental fuerte, con cumplimiento de las normativas medio ambientales, que favoreciera y protegiera la enorme biodiversidad que siempre ha caracterizado a nuestra provincia.
Quisiéramos respeto por nuestros paisajes, incompatibles con llenar el campo de placas fotovoltaicas o aerogeneradores y las terribles líneas aéreas de alta tensión y subestaciones eléctricas que cada vez más cruzan e invaden el territorio.
Quisiéramos, en definitiva, que dejaran de considerarnos tierra de sacrificio.
Desde siempre, Señora Ribera, el concepto de lo pequeño y lo local ha estado íntimamente relacionado con lo ecológico. Podemos luchar contra el cambio climático buscando un modelo justo y equilibrado con los territorios y respetando la biodiversidad, pero ese modelo NO puede ser el actual, basado en un despliegue desordenado de megaproyectos que sólo benefician al oligopolio eléctrico. Renovables sí, por supuesto que sí… pero no así.