La vicepresidenta tercera y titular del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha dicho que los trasvases y grandes infraestructuras para la conducción del agua «ya no tienen sentido» y ha apostado en su lugar por sistemas que supongan una «aportación adicional» del recurso «con el menor coste energético posible».

En una entrevista en la cadena de radio RAC 1, la también ministra para el Reto Demográfico se ha referido a la situación de sequía que atraviesa España derivada de las sucesivas olas de calor este verano y ha recordado que la planificación hidrológica ha marcado el trabajo del Gobierno desde junio de 2018.

En este sentido ha señalado que a finales de año está prevista la aprobación de los Planes Hidrológicos de las cuencas intracomunitarias y que las administraciones autonómicas trabajan para alcanzar este objetivo.

«El agua es un recurso precioso y escaso que debe contemplarse de forma integral», ha aseverado Ribera, quien ha subrayado la necesidad de ahondar en las técnicas de «recuperación y reutilización», como la desalinización o la depuración en lugar de grandes infraestructuras para la conducción del agua.

Según la ministra, estos objetivos son los que orientan la nueva planificación de la gestión del agua y los planes de inversión en infraestructuras, de los que ha excluido a las grandes infraestructuras» y a los trasvases, excepto cuando se trate de conectar «ángulos muertos» en algunas cuencas.

Lo importante, ha recalcado, es hacer un «uso mas eficiente» de las infraestructuras del agua, que pasa por modernizar las redes de transporte y de distribución tanto en el ciclo urbano como agrícola y por «acabar con esa horrible sensación de que hay una buena parte del agua que aún no se depura en muchos de nuestros núcleos urbanos de menor o de mayor tamaño».

«NO VALEN MEDIAS TINTAS, NI JUGAR CON FRIVOLIDADES DE CUANDO ACABE LA CRISIS YA VEREMOS CÓMO REACCIONAR»

Por otro lado, la ministra también ha dicho que desde este próximo curso y especialmente en 2023 hay que «volcarse en una revisión al alza» del plan nacional integrado de energía y clima, «como nos comprometimos a hacer».

En esto, ha proseguido, «no valen medias tintas, ni jugar con frivolidades de cuando acabe la crisis ya veremos cómo reaccionar», porque el cambio climático es «real», y exige «activar todas las palancas y acelerarlas».

Las evidencias son «preocupantes», como el calor extremo de este verano: lo visto aquí en cuanto a temperaturas y estrés hídrico, ha ocurrido también en otros ríos del mundo, con caudales «asimismo vacíos», como el Rin, el Loira o el Danubio, y fuera de Europa, por ejemplo, en China.

La ministra ha explicado que hay una «hoja de ruta» frente al cambio climático, que es la que fija París, y a la que se ha referido como «importante y válida», aunque «desgraciadamente» en el conjunto de los países «vamos con retraso en el cumplimiento de los objetivos».

«Este verano ha sido un baño de realidad para quienes siguen empeñados en contar mentiras», ha dicho Ribera, tras recordar las sucesivas olas de calor, con temperaturas extremas, noches tropicales «como nunca» y un año hidrológico «muy seco».

A ello se añade un Mar Mediterráneo «con temperaturas de las que tampoco hay precedentes», sin estar todavía claro «cómo puede esto incidir en el sistema climático».

«Gran parte de la crisis que estamos viviendo tiene su explicación por los desajustes sobre cómo vamos cambiando el modelo, hemos ido mas despacio de lo que tocaba en el cambio de modelo energético», ha lamentado.

«Si hubiéramos ido más deprisa probablemente estaríamos mejor preparados para enfrentar esta tensión en combustibles fósiles», ha añadido.

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