En una primera fase se constató la celebración de varias jornadas de caza furtiva que habían sido organizadas por un guarda de coto de caza, quien, aprovechando su condición y uniforme, acompañaba a los cazadores incluso en época de veda y en distintos cotos privados de la Sierra Norte de Málaga para realizar prácticas furtivas.
Ofertaban cacerías, así como el uso fraudulento de los precintos de caza con los que legalizaban los trofeos obtenidos ilegalmente, y de los que se obtenían grandes beneficios económicos.
Con la ayuda de un técnico de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta, se pudo constatar en una segunda fase el cambio de un coto de caza menor a caza mayor sin el conocimiento y autorización de su titular, "aprovechándose que se trataba de una persona de avanzada edad y que residía fuera de Málaga".
Para conseguir dicho cambio, habían falsificado la firma del titular del coto, así como varios precintos para la cabra montés.
A los implicados se les imputan delitos contra la fauna, estafa, falsedad documental, usurpación de estado civil, y negociaciones prohibidas a funcionarios públicos.
La operación ha sido llevada a cabo por el equipo de protección de la naturaleza (Seprona) de la Comandancia de la Guardia Civil en Málaga en colaboración con los responsables del departamento de Caza de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta.