Según las primeras conclusiones de la Guardia Civil, el grupo estaba perfectamente jerarquizado y utilizaba herramientas muy sofisticadas y dos camiones cisterna de reparto de gasóleo, dotados de autobomba, además de una furgoneta para repartir a pequeña escala el combustible robado.
Esta banda reconocía previamente la zona en la que pensaban actuar antes de cada uno de los robos para determinar los posibles movimientos de personas, los sistemas de alarma y el nivel de vigilancia de su objetivo, así como los accesos y las posibles vías de huida, ha detallado la Delegación del Gobierno.
Igualmente vestían ropas oscuras y utilizaban pasamontañas para ocultar sus caras y guantes para no dejar prueba alguna.
Una vez que sustraían el combustible robado, valorado en 67.000 euros, lo distribuían por varios depósitos auxiliares, con capacidad para 2.000 litros, que tenían repartidos en casas de campo abandonadas en distintos lugares de la provincia.
De esta forma se aseguraban que, en el caso de ser descubierto uno de estos depósitos, no se perdiera todo el producto de sus robos.
Las mismas fuentes han apuntado que, tras trasvasar el gasóleo, los presuntos delincuentes escondían los vehículos robados con los que actuaban en una nave aislada en un anejo de la capital, conocido como La Poblachuela.
Los agentes de la Guardia Civil detuvieron a los integrantes de la organización delictiva investigada en dos fases a través de cinco entradas y registros en inmuebles de Ciudad Real, Porzuna y Puertollano.
Los detenidos son S.S., de 47 años; J.S.S., de 46; S.B.S., de 27; F.B.S., de 28; y J.C.C.M., de 42 años, todos ellos vecinos de Ciudad Real e integrantes del mismo núcleo familiar.
La Guardia Civil ha imputado también en estos hechos a B.S.S., de 41 años y vecino de Ciudad Real, quien había sido detenido días antes por efectivos del Cuerpo Nacional de Policía por haber cometido otros hechos delictivos y que está actualmente ingresado en prisión.