La siembra de cereales de otoño-invierno (trigo, cebada o avena) está muy avanzada en los campos españoles, donde los agricultores notan que la rentabilidad de sus explotaciones es cada vez más justa, por factores como el incremento de costes o los precios bajos por el producto.
Las organizaciones agrarias Asaja, Coag y UPA han declarado a Efeagro que el productor ha afrontado la siembra -para la temporada de 2017- condicionado por los márgenes cada vez más estrechos de ingresos.
yA HAY Explotaciones que están fuera de rentabilidad y la gran mayoría en el umbral
«Hay una cantidad importante de explotaciones que están fuera de rentabilidad», según fuentes de los servicios técnicos de Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja).
«Estamos en el umbral, han subido los costes y los tratamientos», ha subrayado el responsable sectorial de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), José Roales.
«Es inevitable que al sembrar los agricultores tengan en cuenta los precios bajos, aunque la superficie española es estable, en general habrá bajadas de algunos miles de hectáreas», ha añadido David Erice, de los servicios técnicos de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA).
La sementera de cereal de invierno se retrasó en algunas zonas como consecuencia del mes de septiembre excesivamente caluroso y la ausencia de lluvias hasta el Día del Pilar (12 de octubre), han apuntado desde el sector.
Después, según fuentes de Asaja, la siembra progresó en Andalucía «a velocidad de crucero» y se notaron más retrasos en parcelas de Castilla y León o de Aragón; hasta enero no se conocerán los datos definitivos sobre el total de hectáreas cultivadas.
Los problemas de rentabilidad se notan porque se invierte menos y por la reutilización de semillas
La superficie de siembra de cereales de otoño-invierno de las campañas 2015 y 2016 se situó en 5,7 millones de hectáreas, según el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.
En cuanto a los problemas de rentabilidad, en estos cultivos «se nota» porque «se invierte menos, por ejemplo con abonos más escasos o reutilización de semillas», según Asaja.
En un momento en que está tomando protagonismo la agricultura de precisión, desde Asaja señalan que en cereal es «complicado» porque supone incrementar el gasto en maquinaria o en aplicaciones informáticas nuevas, si bien «ahora es cuando más sentido tendría, porque bajaría los costes».
En la misma línea, el representante de COAG ha apuntado que «interesa», porque con las técnicas de siembra directa se podría llegar a gastar un tercio del coste del laboreo convencional y una cuarta parte del tiempo empleado, lo que posibilitaría ampliar las hectáreas plantadas.
Las organizaciones agrarias se han hecho eco, además, de los precios bajos, «los más baratos de los últimos diez años, en el caso del trigo», que están marcando esta siembra de cereales.
Otra circunstancia que influyó en las dos últimas campañas fue la aplicación de la nueva Política Agrícola Común (PAC), con sus exigencias ecológicas para el cobro de una parte de las ayudas, conocidas como «greening» o «componente verde» de las subvenciones.
Desde COAG, han señalado que la PAC supuso un «incremento notable» de hectáreas de colza o guisantes por la «diversificación» o la rotación de cultivos en todo el país. La PAC determina requisitos como el barbecho o la limitación de «áreas de interés ecológico».
Erice (UPA) ha afirmado que en estos momentos se ha sembrado ya más de un 70% de la superficie nacional dedicada a cereal de invierno para 2017 y que es complejo hacer cálculos ahora, porque incluso en la misma provincia puede haber diferencias, según se trate de una comarca donde haya llovido o no.
En cuanto a la cosecha recogida este año, ha remarcado que si se analizan los precios y la media de producción el sector está «por debajo de los costes».