EFE.- Los cuatro países condenaron cualquier tipo de acción que ponga en peligro la vida humana y reiteraron sus pedidos para que no se violen las regulaciones internacionales y se eviten eventuales muertes y lesiones de miembros de la tripulación de los balleneros o de las organizaciones ecologistas.

"Respetamos el derecho a las protestas pacíficas, incluso en alta mar. Pero condenamos un comportamiento ilegal o peligroso de cualquiera de las partes en el océano Antártico o en cualquier otro lugar. Estamos preparados para afrontar cualquier actividad ilegal de acuerdo a las leyes internacionales y domésticas", advirtieron.

Las cuatro naciones enfatizaron que se oponen a la caza comercial de ballenas, incluso las llamadas capturas "científicas", especialmente en el santuario del Mar del Sur establecido por la Comisión Internacional Ballenera y subrayaron su compromiso con los esfuerzos para recuperar a la población de cetáceos.

"Técnicas letales de investigación no son necesarias en la conservación y gestión moderna de ballenas", aseveraron los cuatro gobiernos en el comunicado.

A principios de diciembre, una organización vinculada al Gobierno japonés dedicada a la llamada "caza científica de ballenas" presentó una demanda ante un tribunal de Estados Unidos para que el grupo ecologista Sea Shepherd deje de interrumpir sus actividades.

El pasado verano austral, Sea Shepherd obligó en marzo a la flotilla japonesa a interrumpir la temporada de caza tras un enfrentamiento en aguas de la Antártida.

Además, en 2011 Japón, que suele capturar cetáceos durante el verano austral, suspendió dos meses antes de lo previsto la caza de ballenas en el Océano Antártico debido al acoso de Sea Shepherd, que en los últimos años ha llevado a cabo abordajes, lanzamiento de ácidos corrosivos o encadenamientos de sus activistas a los balleneros japoneses.

El país asiático abandonó la caza de ballenas en 1986 tras una moratoria internacional, aunque la retomó en 1987 tras alegar motivos científicos y comenzó a efectuar expediciones a la Antártida en nombre del Instituto de Investigación de Cetáceos.

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