EFE.- Ese ritmo promedio es casi cuatro veces superior al de 2012, cuando el fuego consumió una media diaria de 35 hectáreas de bosques y pastizales, de acuerdo con el Sistema Nacional para la Prevención, Mitigación y Atención de Desastres (Sinapred).
"La mayoría son incendios que se causan para la limpieza de la tierra para los cultivos, y lo hacen de tan mala manera que (el fuego) no se detiene en el área que quieren limpiar, sino que se pasa a bosques y a tierras vecinas", alertó el funcionario ambiental.
Araquistain adelantó que la actual temporada seca, que va de diciembre de 2012 a los primeros días de mayo, podría concluir con 2.000 puntos de calor, como se denominan los sitios donde se originan incendios en todo el país, identificados mediante vigilancia por satélite, explicó.
Aunque esa cifra sigue siendo menos que el promedio de los últimos seis años (2.800 puntos de calor), está por encima de los 1.800 puntos de calor detectados en la temporada seca de la temporada 2011-2012, anotó.
La proliferación de áreas quemadas tiene varios orígenes, según Araquistain.
El primero es el terreno: "El año pasado, al haber menos puntos de calor, se acumuló más material combustible (hojas secas y maleza) y hay mayor propensión a quemas", indicó.
El viceministro ambiental citó luego a los agricultores, con su empleo del fuego para el avance de la frontera agrícola para introducir ganado.
"No cumplen las normas de hacer rondas, avisar a los vecinos, quemas en horas tempranas de la mañana y en contra de la dirección del viento, ver la humedad relativa, una serie de observaciones que hay que hacer, que al parecer este año se nos han ido olvidando", criticó el funcionario.
También la tala de árboles, la producción extensiva de cultivo de cacahuete y caña de azúcar, y las quemas agrícolas para enmascarar los cambios de uso de suelo, la ocupación ilegal de tierras y la caza de animales.
Araquistain aseguró que no ha habido descuido en los trabajos preparativos contra los incendios forestales, pero señaló que las quemas aumentaron en provincias como León, Chinandega, Rivas y Managua, en el litoral Pacífico de Nicaragua.
Hace diez años el promedio anual de puntos de calor en Nicaragua era el doble que el de ahora, y la media de cobertura vegetal perdida a diario era de 277 hectáreas.
Datos oficiales indican que Nicaragua pierde 70.000 hectáreas de bosques cada año, principalmente por la ganadería, tala de árboles, agricultura e incendios forestales.
Hasta la fecha, los 55 incendios forestales y 70 quemas agropecuarias registradas en Nicaragua han consumido 15.375 hectáreas de bosques y pastizales, según cifras oficiales.
Del total de territorio quemado, 9.084 hectáreas se encuentran en áreas protegidas.
Entre las principales zonas afectadas por cortes de árboles y tomas de tierras está Bosawas, la reserva de la biosfera más grande de Centroamérica, en la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN), y la reserva Indio Maíz, cerca de la frontera con Costa Rica.
Otro caso más fue el incendio en la falda del volcán Santiago de Masaya, que acoge el Parque Nacional del mismo nombre, al sureste de Managua, donde arrasó al menos 400 hectáreas de bosque seco.
Datos del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter) indican que las temperaturas máximas en todo el país llegan a los 28 grados Celsius, y en el litoral Pacífico se aproximan a los 40 grados Celsius en esta época seca.
El Ejecutivo prepara una reforma del marco jurídico existente, que regule las quemas y las competencias de las instituciones sobre esa materia.