Los viticultores franceses han vuelto a atacar camiones de vino español en suelo galo. Por desgracia esto no es casi ya ni noticia, aunque sorprenda que este año han comenzado antes. Quizás ante la ola de frío han decidido calentar el ambiente o, quizás, sus autores están pensando en las próximas elecciones francesas.
Y es que se habla mucho de Trump y del Brexit, de sus consecuencias para la economía mundial, pero poco de lo que puede pasar en Europa, pero especialmente en España, si la ultraderechista Marine Le Penn gana los comicios galos. Esas políticas proteccionistas del magnate norteamericano y de la nueva líder británica se van a quedar en nada si en Francia empiezan a cerrar fronteras y poner aranceles legales o simbólicos a los productos españoles. Y lo van a hacer.
Y no sólo para el vino español, sino para los productos hortofrutícolas y la carne, sea con destino a Francia u a otros países de Europa. Los bloqueos, saqueos y destrucción de las mercancías van a ser una tónica, porque no hay que olvidar que cuando los extremos gobiernan lo primero que miran son los gestos. Y no hay nada más populista que permitir (y ya lo hacen ahora en Francia y no si quiera gobierna la extrema derecha) un buen asalto al ‘enemigo’ natural de la agricultura francesa para ganar imagen entre su votantes. Y, si me apuran, son capaces de subvencionarlos para vender proteccionismo ante su población.
Está claro inicialmente que, en contrapartida, aquí se cerrarían también las fronteras a la leche francesa y a otros productos galos. Pero sólo inicialmente. Corre por el whatsapp un chiste que dice que una empresa española construirá el muro de Trump en la frontera de México. Luego Trump se negará a pagarlo. El Gobierno de España deberá rescatar a la empresa y… al final los españoles pagan el coste del muro. Pues con la agricultura puede pasar lo mismo. Nos quedaremos sin vender nada a Francia y seguiremos aceptando sus productos a precio de saldo. Y si no, al tiempo.