Asturias ha perdido el 53 por ciento de las explotaciones bovinas que tenía hace 20 años, lo que representa un descenso medio aproximado de casi 900 explotaciones por año, según un informe publicado por la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei) con datos de 2017. Una cifras que son prácticamente iguales a las del pasado año.
En este mismo periodo, el tamaño medio de las explotaciones bovinas asturianas casi se ha doblado, al pasar de 13,7 a 25,8 cabezas por explotación.
Los datos del Sadei reflejan que en Asturias había el pasado año 15.974 explotaciones bovinas, 357 menos que en 2016, con 412.804 cabezas de vacuno, 244 menos.
La titularidad de las explotaciones bovinas se reparte en similar porcentaje entre mujeres (46,5%) y hombres (47,5%)
El estudio destaca que la presencia del ganado bovino en la cabaña ganadera de Asturias sigue siendo hegemónica, al concentrar el 88,8 por ciento de las Unidades de Ganado Mayor (UGM), mientras que el resto se reparte entre la cabaña equina, con el 8,9 por ciento; la ovina, con el 1,4 por ciento, y la caprina, con el 0,9 por ciento.
Además, la raza Asturiana de los Valles es la más numerosa en Asturias desde el inicio de este siglo y en la actualidad representa el 49 por ciento de la cabaña bovina regional, seguida de la raza frisona, con el 28 por ciento.
Las explotaciones bovinas orientadas a la producción de carne representaban el pasado año el 85 por ciento del total, mientras las dedicadas a la producción de leche y mixtas suponían el 12 y el 3 por ciento, respectivamente.
El estudio apunta que la titularidad de las explotaciones bovinas se reparte en similar porcentaje entre mujeres (46,5%) y hombres (47,5%), «mientras que el número de sociedades no para de crecer y alcanza el 6% en 2017, cuando hace 20 años no llegaban al 1 por ciento.
El estudio explica que la producción de leche se concentra «cada vez más en zonas orográficamente más favorables, llegando incluso a desaparecer en extensas áreas de montaña».
Además, con el paso del tiempo, la sostenida producción láctea se reparte cada vez entre menos explotaciones y se vincula a una menor superficie geográfica.