EFE .- Tomás Álvarez recalcó que la oferta artística de León y Astorga tienen una magnífica complementariedad, lo que las hace ser ciudades excelentes para conocer el arte de todos los tiempos, desde la romanidad hasta nuestros días, y gozar de una gastronomía extraordinaria, en la que confluyen los sabores y saberes de toda España.
Recordó uno de los textos de la "Guide du gastronome en Espagne", de Raymond Dumay, editado en París en 1970, que dice que la gastronomía española nació del "pacto de Astorga".
El gastrónomo francés señala metafóricamente que los maragatos entendieron desde la Edad Media, que había que sustituir la palabra guerra por la de gozo y felicidad, y para ello eligieron la mesa, dijo Álvarez.
"Nosotros, maragatos, iletrados y sin patria, que no sembramos trigo ni cazamos… que no conocemos el ragut y comemos ayudados de nuestros dedos… hemos decidido ponernos al servicio de la única fuerza de paz que conocemos, la gastronomía, sin otros aliados que nuestras bestias, las mulas. Hemos decidido que habrá una gastronomía española, única, desde los Pirineos a Sevilla, Valencia y Salamanca… y si es necesario la haremos nosotros solos", escribió Dumay.
Añadió Álvarez que gentes como Raymond Dumay o Alejandro Dumas fueron capaces de ver en Astorga una esencia que se proyecta por todo el país, un patrimonio de historia y cultura que debe ser aprovechado para el desarrollo del territorio.
Destacó que a veces nos maravillamos al ver ciudades como Pisa o Siena, y no vemos lo nuestro; en el caso de Astorga recomendó recrearse en el arte renacentista de Gaspar Becerra, en la portada barroca de la catedral y en los espacios luminosos del Palacio de Gaudí, entre ellos la capilla, verdadera catedral por su grandiosidad y delicadeza.
"Con modelos así, he querido llevar al lector al conocimiento del arte; pero no se trata de un análisis localista de León o Astorga, sino arte en general", dijo Álvarez.