Asaja y Galpagro han presentado en la Feria de Innovación Smart Rural, Fimart, el proyecto europeo Life Resilience, que pretende buscar prácticas sostenibles y productivas para la prevención de la Xylella Fastidiosa en las plantaciones de olivar y almendro en intensivo.
El principal objetivo de este proyecto, que cuenta con un presupuesto total cercano a los tres millones de euros, es conseguir desarrollar unas variedades de olivo que sean lo más tolerantes posible a la Xylella Fastidiosa y a otros patógenos, minimizando las pérdidas que hasta ahora conlleva tener una plantación infectada, así como implantar prácticas sostenibles que contribuyan a prevenir la propagación de la bacteria y aumenten la resistencia hacia brotes de plagas y patógenos.
El consorcio que compone este proyecto agrupa a empresas e instituciones de España, Italia y Portugal siendo los socios del mismo: Galpagro, la Universidad de Córdoba, Agrifood Comunicación, Agrodrone y ASAJA Nacional. Además, Life Resilience cuenta con la participación de Nutriprado y SAHC-Sociedad Agrícola de Herdade do Charqueirao, S.A. en Portugal; y las entidades italianas Gruppo Salov y el Istituto per la Valorizzazione del Legno e delle Specie Arboree (IVALSA), perteneciente al Consiglio Nazionale Delle Ricerche de Italia.
Durante el encuentro se han concretado las acciones a realizar por cada uno de los socios y los plazos a cumplir, destacando la importancia de la divulgación de los resultados del proyecto, que intentará luchar e impulsar la prevención de la Xylella Fastidiosa que amenaza los olivos y almendros de los países mediterráneos.
Asaja ha destacado el papel de la organización profesional agraria en LIFE Resilience, “ya que es básico trasmitir a los agricultores los resultados que se vayan obteniendo, porque este tipo de estudios les ayudan a tomar decisiones informadas sobre las variedades de olivo a elegir, el sistema de plantación y las prácticas a realizar para apoyar la prevención de la Xylella Fastidiosa”.
El proyecto pretende demostrar que con mejores prácticas sostenibles y tecnologías se puede reducir el consumo de agua y la huella de carbono, aumentar la biodiversidad y la resistencia a las plagas de patógenos sin comprometer el rendimiento; partiendo de un control biológico de los vectores en el entorno de las plantaciones. Todos los procesos que se llevarán a cabo durante el proyecto van orientados a aumentar la resiliencia del sistema, la calidad y la sostenibilidad ambiental.
De esta manera se buscará un modelo replicable de mejores prácticas para el olivo y almendro, así como otros cultivos leñosos, cítricos y vid en Europa, aumentando su capacidad de adaptación al cambio climático y futuras epidemias.
Hay que cultivar, no desarrollar.
Nuestra agricultura está orgullosa de sus variedades tradicionales. De otras puede llegar a avergonzarse.