ASAJA.- La organización agraria ASAJA valora positivamente la decisión de los cultivadores de lúpulo de retirar de las instalaciones de las fábricas cerveceras el lúpulo entregado este año por encima del millón de kilos que figuraba en el contrato, y destruirlo en vez de “regalárselo” a las grandes compañías cerveceras. Las empresas cerveceras más importantes del país, propietarias de la Sociedad Anónima Española de Fomento del Lúpulo, con el grupo Heineken como accionista de referencia, han ofrecido a los cultivadores pagar el lúpulo excedentario, que representa unos 28.000 kilos – el 2,8% de toda la producción-, a un precio de 60 céntimos de euro, un 80% menos que el precio de los contratos de 3,05 euros por kilo.

La oferta hecha a los productores es, en opinión de ASAJA, una afrenta intolerable que banaliza el producto y pone de relieve la situación de desigualdad en las relaciones contractuales entre las grandes cerveceras y sus proveedores de lúpulo, algo más de dos centenares de pequeños agricultores de la ribera del Órbigo en la provincia de León. ASAJA acusa a las empresas cerveceras de ejercer una posición de dominancia y oligopolio en el mercado del lúpulo, de no tener arraigo ni compromiso con los territorios en los que ejercer un boyante negocio, de despreciar a sus proveedores españoles que lo único que han hecho a lo largo de la historia es ofrecer un producto de máxima calidad a precios muy razonables, lo que las convierte en compañías “socialmente irresponsables”.

ASAJA insta a la compañía de las cerveceras encargada del aprovisionamiento del lúpulo, que concrete el día en el que los productores podrán sacar el producto excedentario de sus almacenes, ya que dicho día, y en señal de protesta, el sindicato agrario encenderá una hoguera para destruir el producto de todos los agricultores que quieran sumarse así al acto reivindicativo. El acto tendrá lugar frente a las instalaciones de la compañía en Villanueva de Carrizo.

Al cultivo del lúpulo se destinan 520 hectáreas en manos de unos 250 pequeños cultivadores. En el 2011 las cerveceras bajaron el precio un 26 por ciento fijando un nuevo contrato de un millón de kilos hasta el año 2015, con precios de tres euros e incremento de 5 céntimos cada año. Este cambio en las condiciones ha frenado la incorporación de jóvenes, se ha parado la reestructuración de variedades y modernización de las plantaciones y se está detectando ya un abandono de fincas cultivadas.

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