ASAJA.- La Junta ha hecho pública la memoria 2010/11 del Plan de Gestión y Conservación del Lobo en Castilla y León donde se constata un incremento del 42% en los ataques de del lobo a la ganadería leonesa, pasando de 112 ataques en el año 2009 a 159 en el 2010, lo que contrasta con el 5,83% de incremento en el conjunto de la región. Además, y a diferencia de otras provincias, la mayoría de los ataques se han producido en la ganadería de vacuno y no en la de ovino o caprino, lo que tiene como lectura que los daños económicos son mucho mayores. La Junta estima que sobre los datos oficiales de ataques hay un incremento del 25% de siniestros no declarados y por tanto que no figuran en las estadísticas, por lo que la incidencia real de lobo en la provincia estaría en 200 ataques en el año 2010.
La Junta reconoce en su informe que “la consolidación de un incremento poblacional del lobo ha llevado consigo un incremento significativo en el número de siniestros”. No obstante, los datos oficiales constatan una estabilización de las abundantes manadas de lobos en la provincia, similares al año anterior, con las cifras de 39 seguras y otras 19 probables, repartidas por todas las comarcas, pero predominando sobre todo en la comarca de Riaño.
La mayor presencia de lobo en el territorio leonés está haciendo que éste sea uno de los principales problemas a los que se enfrenta la ganadería de extensivo en las zonas de montaña. ASAJA exige a la Junta que se incremente el número de autorizaciones para aprovechamientos cinegéticos, que se hagan los necesarios controles poblacionales con abatidas por la Guardería forestal y que los daños que provoca la especie se traten como daños patrimoniales que debe indemnizar la Junta de forma rápida después de una justa peritación de los mismos. ASAJA denuncia que la política de la Junta en los últimos años no ha sido la de conservación de la especie, concepto con el que se está de acuerdo, sino la de proliferación desordenada de la misma ocupando incluso territorios en los que antes nunca se había avistado.
ASAJA considera que la presencia de depredadores es incompatible con la ganadería extensiva en pastoreo. La organización agraria no acepta que sea el sector ganadero el que soporte el elevado coste de la introducción de la especie en comarcas en las que su presencia era testimonial o el desmedido incremento de las manadas en las zonas de montaña, pues si la ganadería desparece para dar paso al lobo, el impacto económico y medioambiental en ciertos territorios tendría consecuencias devastadoras.