Ni la obligatoriedad de que la leche cruda que se comercializa en España esté bajo contrato (Real Decreto 1363/2012 que entró en vigor del pasado 3 de octubre) ni la firma del protocolo de colaboración del sector lácteo suscrito entre productores (Asaja), cooperativas, industria láctea y distribución con la mediación del ministerio de Agricultura han sido herramientas suficientes hasta ahora para aportar la estabilidad que el sector necesita y los ganaderos no pueden esperar soluciones a medio-largo plazo con liquidaciones de precios como las que están recibiendo.
   El problema radica, en opinión de Asaja, en la diferencia de poder que tienen los distintos agentes que intervienen en la cadena (industria y distribución por un lado y ganaderos por otro) que lleva a los productores a tener que aceptar condiciones de venta en la mayoría de los casos contraproducentes para sus propios intereses. Si a eso unimos políticas comerciales que acrecientan la desvalorización de la leche y prácticas desleales cada vez más habituales, el resultado es que ni los contratos obligatorios, ni la puesta en marcha del protocolo lácteo están sirviendo para revertir la situación límite en la que se encuentran los ganaderos.
   Asaja siempre se ha mostrado partidaria tanto de los contratos obligatorios como de llegar a acuerdos con la distribución porque ambas herramientas deberían contribuir a mejorar el valor de la leche pero hasta ahora estos mecanismos no han funcionado correctamente. De ahí que ASAJA inste al ministro Arias Cañete a abrir una mesa de negociación con todas las partes implicadas con el fin de lograr un compromiso firme de todos que suponga cambios significativos en la buena dirección.

 

   Hay que recordar que el sector productor de leche es pieza fundamental de la cadena láctea y su desaparición tendría consecuencias irreparables no solo para el sector agroalimentario sino también para los consumidores españoles, por eso Asaja va a seguir trabajando para que los ganaderos obtengan un precio digno por la venta de su producción láctea y así quede garantizada la viabilidad de las explotaciones ganaderas.

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