Para Artime, "la situación del lácteo es verdaderamente insostenible", y ha agregado que "habrá que ir viendo a medida que van pasando las próximas semanas" si las cotizaciones repuntan.

     Hasta hace unos años, cuando cerraba una explotación, su producción era automáticamente absorbida por la granja vecina, pero por primera vez en la historia, en 2012, se rompió esa tendencia, muchos animales han ido a parar al matadero y disminuyó el censo.

    "Vemos que las canales de las vacas para sacrificio sí mantienen un precio muy razonable" porque "hay un mercado" para su carne.

     A nivel global, ha recordado que la caída de producción de Nueva Zelanda por la última sequía debería influir en los precios porque los excedentes europeos tendrían más salida en el mercado, pero la realidad muestra que la lógica no siempre funciona en el sector.

El país con los precios más bajos de Europa


     Ni tampoco lo hace en España, que pese a ser deficitaria en lácteos para atender el consumo, "somos el país que en la última campaña tuvimos los precios más bajos de la Unión Europea (UE)".

     Ha advertido que la baja rentabilidad de este sector, sobre el que influyen muchas variables -como las cotizaciones de la soja y los cereales en los mercados de futuros o los costes de energía y gasóleo, entre otros-, puede derivar en caídas de producción en un momento en el que crece la demanda mundial de leche.

     China, India y países árabes piden cada vez más leche en polvo y, pese a la fortaleza de potencias como Nueva Zelanda o EEUU, "hay mercado para todo el mundo si hubiera un sector estructurado".

     Respecto a la evolución de los contratos -obligatorios según marca el "paquete lácteo" en el que deben incluirse condiciones de entrega y precios-, el responsable de Asaja ha afirmado que esta contratación no ha llegado al cien por cien y que hay abusos.

    "Hay industrias que sí los hacen, pero otras van a regañadientes y lo que hacen es poner cláusulas que el ganadero tendría que consultar con un abogado porque no son claras ni transparente", ha remarcado Artime, quien concluye que hay empresas compradoras que "saben que les hace daño" la contractualización y buscan mecanismos para "tener libertad" para subir o bajar las cotizaciones.

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