Ante la acusación, Eroski retiró el producto de la venta como medida de precaución e inició la investigación sobre su trazabilidad en colaboración con su fabricante Carnes Selectas, filial de Campofrío.

    Además, la compañía encargó unos análisis al laboratorio independiente Xenotechs (asociado a la Universidad de Santiago de Compostela) y al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) sobre una muestra de 55 hamburguesas recogidas de forma aleatoria.

    Según indica Eroski, este laboratorio certificó, con fecha 1 de febrero, que no existían restos de ADN de caballo en la composición de sus hamburguesas, por lo que, en contra de lo que sostenía el informe de la OCU, el etiquetado del producto reflejaba sus características.

    "Esto significa que no ha habido ningún tipo de fraude o falta de información al consumidor", han detallado desde Eroski.

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