La tala que se está llevando a cabo en el abetal de Laspuña (Huesca), a punto de terminar, cuenta con la evaluación ambiental pertinente y todas las garantías técnicas, jurídicas y administrativas, según ha señalado el director provincial de Desarrollo Rural y Sostenibilidad en Huesca, Jesús Lobera.
Además, se trata de una tala selectiva, no extractiva, cuyo fin es sanear el bosque, fuertemente afectado por una plaga de muérdago, según han informado fuentes del Gobierno de Aragón.
En consecuencia, los árboles cortados, de una edad media de entre 40 y 50 años, son ejemplares elegidos por la notable presencia del parásito en sus ramas.
Lobera ha visitado el abetal con el fin de comprobar el estado del mismo y la forma en que se está desarrollando el trabajo, que ha calificado de «ejemplar».
Acompañado por el ingeniero responsable y el agente para la protección de la naturaleza que supervisa las labores, además del alcalde de Laspuña, el director provincial ha indicado que se han seguido al pie de la letra las recomendaciones de los servicios medioambientales.
defiende que que la masa forestal en su conjunto «está muy viva y vigorosa», con un número de abetos jóvenes «espectacularmente alto»
El Departamento de Desarrollo Rural, que autorizó la tala a petición del Ayuntamiento de la localidad, indicó en su momento algunas de las cautelas a tener en cuenta, como no hacer trochas nuevas y aprovechar las ya existentes de antiguo, seleccionar abetos muy afectados por muérdago y, en consecuencia, con una esperanza de vida limitada, y realizar cortes de árboles separados entre sí por una distancia considerable, entre otras.
Lobera ha destacado que la masa forestal en su conjunto «está muy viva y vigorosa», con un número de abetos jóvenes «espectacularmente alto» que garantizan la regeneración durante muchos años y que con la intervención que se está llevando a cabo darán al espacio un empuje medioambiental «todavía mayor».
En este sentido, los servicios técnicos del departamento señalan que la extracción selectiva no solo limitará la capacidad de expansión de la plaga, sino que permitirá el desarrollo de los ejemplares jóvenes que crecían bajo los abetos retirados, unos 2.600 de una masa formada por decenas de miles.
El hecho de que los cortes se realicen con varios metros de distancia entre sí permite, por otra parte, que prácticamente no haya efecto visual alguno (salvo la desaparición del muérdago, muy apreciable) y que el aspecto del bosque y la distribución de las plantas se mantengan como antes de la tala.
(Foto principal: Federico Sancho www.wwf.es)