Jordi Domingo / Técnico de la Fundación Global Nature
Por primera vez en la historia, millones de personas estamos confinadas en nuestras casas a la vez. ¿Cambio de ciclo, nueva era, reorganización de nuestra manera de entender el mundo? Estas grandes palabras se leen estos días en los medios para aventurar las consecuencias de esta crisis sanitaria sin precedentes. Pero, centrándonos en el presente lo que, sin duda estamos comprendiendo a un ritmo acelerado, es lo vulnerables que somos sin sanidad pública y sin productores de alimentos. Desde Fundación Global Nature (FGN) queremos poner el foco en el segundo de estos puntos, sobre los agricultores y ganaderos que trabajan el campo todos los días (incluidos estos de confinamiento), para producir alimentos y ponerlos a nuestra disposición. Proponemos extender la sensibilidad que nos despierta esta situación hasta el campo y que este punto de inflexión sirva también para darnos cuenta que nuestra cesta de la compra tiene mucho que ver con el modelo de sociedad que queremos tener.
Justo antes de esta pandemia, los vimos salir a la calle para protestar por unos precios insostenibles que reflejan fallos en la cadena y, ante todo, un menosprecio por el sector. Unos dirán que faltan medidas de protección legales, otros culparán a la distribución o al intermediario; lo cierto es que hay de todo un poco. Pero, al final, no deja de ser un menosprecio a varios niveles. Y por supuesto, también en lo individual, porque cada gesto (también el suyo y el mío), cuenta.
El descenso de nuestra actividad lo soporta, asimismo, este colectivo ya que el consumo baja notablemente sin comidas en restaurantes, hoteles, eventos, comedores de colegios y trabajo. Tampoco piensen que todos los agricultores llegan a los supermercados, los centros de compra por antonomasia en esta crisis. Por si fuera poco, la distribución tampoco es fácil ahora y si antes era complicado encontrar gente cualificada para las tareas del campo, ahora lo es más.
Pero podemos extraer algo positivo en medio de tanta mala noticia: Que la sociedad es ahora mucho más consciente de lo necesario que es un sistema productivo estable, que produzca alimentos saludables y con una retribución digna. Ver con claridad que son una pieza fundamental del sistema.
En FGN llevamos décadas acompañando a agricultores y ganaderos en su camino hacia la sostenibilidad. Hablamos de “acompañar” porque se trata de un aprendizaje mutuo. Trabajamos juntos para lograr una actividad agraria más responsable con el medio ambiente, que ayude a conservar paisajes, que sea competitiva y que tenga valor añadido para así poder generar unos ingresos dignos. Y eso hace que hayamos tejido lazos (e incluso amistad) con varios centenares de agricultores y ganaderos.
Por ello, apelamos a la responsabilidad como consumidor, sobre todo durante los tiempos que vienen. Este golpe de realidad nos ha hecho más solidarios, como lo ha hecho en otros momentos difíciles. Y por eso proponemos pasar a la acción. No le vamos a proponer que se una a las tractoradas o a hacer jornales, pero sí le proponemos un reto relativamente cómodo, pero muy efectivo. Cada vez que vuelva de la compra, deténgase unos minutos y pregúntese: “¿Cuántos de los productos de mi cesta tienen origen local? ¿Es este un producto de temporada o ha viajado desde el otro rincón del mundo? ¿Tiene algún sello o etiqueta que explique si se ha producido de forma sostenible? ¿Tiene algún distintivo que explique quién lo ha producido? ¿Voy a utilizarlo todo, o parte acabará en la basura?”.
Estos pequeños actos premeditados ayudarán a los productores que le han alimentado estos días a superar un momento difícil en los próximos meses. No desaproveche la oportunidad.
Con el objetivo de implicar a la ciudadanía, la Fundación pondrá en marcha una campaña en Redes Sociales para animar a compartir acciones de compra responsable bajo los hashtags #ConsumeLocal o #ApoyemosLoNuestro. Espera contar con la participación de consumidores, pero también de productores que visibilicen su trabajo.