Esta medida de regulación de mercados llega en un momento crítico para el campo de Castilla y León. Tras una cosecha cerealista con producciones muy bajas los agricultores han tenido que lidiar con precios mínimos; y esas cotizaciones bajas amenazan también al maíz, que comenzará a cosecharse en las zonas más tempranas de la región dentro de tres o cuatro semanas.
“Cuando hay expectativas de buenas producciones en todo el mundo es fundamental mermar en lo posible las importaciones, para que no bajen aún más los precios agrícolas”, subraya ASAJA, que recuerda que “que no se hundan los precios del maíz repercute en los del resto de cereales, porque uno y otros son sustitutivos en las fórmulas de los piensos”.
La organización agraria valora que Bruselas “se haya decidido aunque sea en una cuantía insuficiente a elevar este arancel, y pide a la Comisión Europea que ejerza con más frecuencia y mayor compromiso sus competencias como reguladora de los mercados, porque en años como el actual el agricultor está indefenso frente a la apisonadora de precios que imponen los intermediarios y especuladores”.