El barco formaba parte de un grupo de dieciocho que actuaba en el sitio de Tarragona con la intención de frenar el suministro francés y partir la Península Ibérica en dos partes para facilitar una ofensiva aliada.

    Aquel ataque fue un fracaso y, durante la retirada, cinco navíos embarrancaron frente al delta del Ebro, uno de ellos el que ha motivado esta exposición, aunque se han localizado los otros cuatro.

    El gran hallazgo al examinar el barco fue el cargamento de vino de Alicante y, concretamente, la botella que permanecía intacta y sellada.

Un vino desaparecido hace un siglo y que ahora se recupera con una D.O.


    El Fondillón desapareció hace un siglo a causa de la plaga de la filoxera, pero se recupera hoy en día la producción, por lo que el presidente de la Denominación de Origen de aquella zona, Antonio Miguel Navarro, acudió a la inauguración del viernes y relató como les consultaron para confirmar que se trataba de ese tipo de caldo.

    "Sacamos una jeringuilla de líquido del interior de la botella y vimos que el vino había permanecido intacto y que, efectivamente, era un Fondillón, consumido en aquella época por reyes, príncipes y cardenales y que, en los barcos, se utilizaba también para luchar contra el escorbuto", narró Navarro.

    Entre otros objetos destacados de la carga, Gustau Vivar se refirió a un cañón fabricado en 1798, así como a barriles que contenían balas, a elementos propios del navío y a la zona de oficiales, en la que apareció una regla de cálculo.

    La muestra, de 110 metros cuadrados, narra el relato del barco en primera persona a través de un supuesto marinero y se apoya en un libro obra de Carlota Pérez-Reverte, que descubre de forma novelada la historia del naufragio.

    En la investigación y puesta en marcha de la exhibición ha trabajado el Centro de Arqueología Subacuática de Cataluña con la colaboración del Museo Arqueológico Provincial de Alicante y del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Vinos Alicante.

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