“Las cuestiones que nos preocupaban hace un año –comienza su escrito-, nos siguen preocupando. Pese al tiempo transcurrido los problemas no sólo no han desaparecido; sino que se han agravado. No sé si como excusa o no, la agudización de la crisis, ha provocado un mayor recorte en las escasas ayudas que venimos percibiendo, en algunos casos hasta desaparecer, poniendo en riesgo elementos que permitan el mantenimiento de proyectos necesarios para la pervivencia de la ganadería, tan fundamental en la rica e importante industria agroalimentaria de esta comunidad. Como consecuencia de esos recortes nos hemos visto en la necesidad de reducir y reajustar drásticamente nuestros presupuestos, lo cual ha provocado la necesidad de reducir la plantilla. Tres cuartos de lo mismo ha ocurrido con Ovigen, el centro de inseminación y Uagcyl, el centro de control lechero. En este punto la crisis y sus recortes adquieren una dimensión personal, con nombres y apellidos. Sé que es difícil desde estas líneas transmitir sentimientos de empatía; pese a ello quisiera aprovechar para rendirles un pequeño homenaje de gratitud.

     No parece de recibo que mientras estas cosas ocurren nos saquemos de la manga marcas como “lechazo Tierra de Sabor”. Dicho “invento” supone en la práctica, poner en marcha un mecanismo que ataca no sólo los intereses de las razas autóctonas de Castilla y León; sino también para el resto del sector ovino de la comunidad, teniendo en cuenta lo ocurrido en la campaña de navidad pasada. Hace tiempo que veníamos sospechando y avisando de lo que pretendían quienes abogaban por la modificación del reglamento de la IGP y dado que no lo conseguían se han aprovechado de la oportunidad que se les ofrecía desde “Tierra de Sabor”, para poner en marcha el invento “lechazo Tierra de Sabor”; incluso cometiendo posibles irregularidades como la de incluir en la vitola el anagrama de la IGP, siendo ésta una figura de calidad de rango superior a Tierra de Sabor. A estas alturas, muchos de nosotros, tenemos claro lo que se pretende y lo que ha sucedido; la pena es que los consumidores no se están enterando.

     El “invento” ha supuesto entre otras cosas, la superación de la IGP como figura de certificación y control de un producto único de calidad excepcional diferenciado.

     Quienes están detrás de esto lo han hecho con la clara intención de defender sus intereses, que no son los de los ganaderos y a los hechos me remito; han participado de la importación de lechazo afectando a la ley de la oferta y la demanda y por tanto a los precios; ello sin perjuicio de que se hayan podido producir comportamientos irregulares en el marcado de los lechazos. El “invento” no supone un valor añadido a nuestro producto, más bien lo contrario, supone una pérdida de renta en la medida en que tenemos que soportar las cuotas y los gastos de la identificación y calificación. Gracias al “invento” se ha puesto en valor el dicho “a río revuelto ganancia de pescadores”, alimentando la confusión en el consumidor, desde el principio de que “todo es igual”; por lo tanto no hay precios distintos. Por supuesto el “invento” sirve también para que alguno se garantice un buen sueldo.

     No sé si no habrá llegado el momento de que nos planteemos la conveniencia de seguir dando cobertura con nuestro lechazo churro a esos “cuatro” que llevan mucho tiempo aprovechándose del sector ganadero.

     Los elevados costes de alimentación, la subida del IVA, el incremento de los gastos corrientes (luz, combustible, seguros…..), sumado a la bajada del consumo y de los precios de nuestros productos, dibujan un panorama ciertamente malo. Por eso me molesta aún más la puesta en marcha del “invento”, pues supone un ataque a los intereses de los ganaderos y sobre todo a los de razas autóctonas y no beneficia a nadie salvo a esos “cuatro” que no son ganaderos.

    La utilización reiterada del término “invento” obedece a la expresión de hartazgo y hastío que me provoca el tema de la IGP, de Tierra de Sabor y de quienes lo manejan y manipulan con nuestra contribución económica.

     Ante este panorama, quiero hacer especial mención del esfuerzo que vienen realizando algunas instituciones públicas como las Diputaciones de Burgos, León, Palencia, Valladolid y Zamora, por apoyar a la oveja churra y por tanto a quienes aún seguimos trabajando con ella. Es más meritorio por cuanto se del momento tan difícil, quisiera desde estas líneas agradecerles en nombre de todos los socios y trabajadores de ANCHE su esfuerzo y compromiso”.

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