Ante las expectativas de un incremento importante de las siembras de remolacha para esta campaña 2024-2025, que podría llegar en la provincia de León a las 10.000 hectáreas, frente a las 7.000 de la pasada, la organización agraria ASAJA reclama a la industria azucarera una mejor planificación para que la mayoría se molture en el año natural o en los primeros meses del siguiente, y que en ningún caso se convierta en habitual tener remolacha en las fincas sin recolectar en el mes de mayo, como está ocurriendo este año.
Esta situación de ciclos anormalmente largos en el cultivo ocasiona pérdidas importantes que soportan los productores, y que nadie se las compensa. Y aunque es cierto que una gran parte de la remolacha se contrata bajo la modalidad de “contrato compartido” donde los mayores riesgos los asume la industria azucarera, no es menos cierto que alargar hasta doce meses la permanencia de la raíz en las fincas dificulta sobremanera hacer una rotación en la explotación, pues retrasa la implantación de los cultivos del año siguiente, y es incompatible con algunos de ellos, como los cereales de invierno, que se siembran en los meses de noviembre y diciembre.
ASAJA considera un hecho muy positivo que el azúcar esté en niveles muy altos en los mercados internacionales y que gracias a ello la industria azucarera haya mejorado las condiciones a los productores, y que estos hayan respondido incrementando la superficie de siembra. Pero ASAJA alerta de que este cultivo, si no es bien gestionado, va a ser menos rentable de lo que debiera y perjudicará el buen funcionamiento agronómico de otros, y con ello su rentabilidad (como maíz, cereales, oleaginosas y legumbres).
Para hacer campañas más cortas, la industria azucarera tiene que mejorar la capacidad de molienda de sus fábricas, que permanece invariable desde hace años debido a que, ante las dudas que planteaba el cultivo, las empresas no han hecho las inversiones que sí se han hecho en otras fábricas de Europa.