Alfonso Aguado Puig / Doctor en Derecho
Quiero comenzar estas líneas pidiendo disculpas por no haberlas escrito antes. El primer momento fue cuando el sector animalista comenzó a hablar de esta figura en distintos eventos. El retraso no tiene perdón cuando nuestro actual gobierno crea una dirección general, con presupuesto incluido, con este título y la situación se agrava, aún más, cuando su titular comienza a hacer públicos sus verdaderos propósitos. Que los animales no tienen derechos es una afirmación rotunda con base en las raíces de la filosofía del Derecho. A nadie se le ocurriría planteárselo siquiera a Norberto BOBBIO o a Hans KELSEN. Aunque, ni la ciencia jurídica, ni el ordenamiento contemplan los derechos de los animales ¿es posible que, en teoría, se pueda alcanzar este reconocimiento?
Para no «sucumbir» a esta tentación y perder la cordura, arrastrados por los defensores de la humanización de los animales, es indispensable acudir a filósofos como Tomás de AQUINO, quien analizó de forma profunda el orden de la Naturaleza, en su conocida teoría de la Escala de los Seres. Como señala en su magnífico artículo Francisca TOMAR (del mismo nombre), el interés por esta relación se remonta al neoplatonismo, atribuyendo a ARISTÓTELES la iniciativa de ordenar a todos los animales según su grado de perfección. Esta iniciativa tiene su máxima expresión durante la cristiandad medieval con la tesis de Tomás de AQUINO. Para el autor, este orden es fácilmente comprobable en nuestra experiencia cotidiana. Le podremos llamar ley de la selva o cadena trófica, pero es una realidad que unos seres se imponen a otros, en una cadena que comienza en la materia y termina en Dios, en un orden basado en el grado de perfección, con referencia a tres dimensiones: especie, modo y orden. En lo que al objeto de esta reflexión interesa, este tercer elemento, el ordo, es el que determina la capacidad de comunicarse a otros y tender esa comunicación. Este orden genera una distinción entre los seres y, necesariamente, una jerarquía, con el establecimiento de grados o clases. Especialmente en su obra Suma contra los Gentiles, es donde AQUINO clasifica los distintos entes, ordenándolos por la perfección de sus operaciones, en cuya clasificación sitúa a los que tienen vida sensitiva, bajo aquéllos que alcanzan la vida intelectiva (que implica cierto grado de consciencia y juicio). Así, con la vida intelectual llegamos al nivel más alto, que se manifiesta en el poder de reflexión y hace que el viviente sea dueño de su propio juicio y también de sus designios, un nivel reservado a partir del ser humano, nunca a los animales, que quedan por debajo en este orden natural.
Esta capacidad intelectual de decisión, que es reflejo de la perfección de los seres, según la expresada doctrina de pensamiento, podemos identificarla con la denominada capacidad jurídica, como aptitud para tener derechos y obligaciones, reconocida sólo a la persona, que la adquiere con el nacimiento, según establece el artículo 30 de nuestro Código Civil. En esta norma se atribuye a los animales la categoría de bienes muebles, nunca como titulares de derechos. Si acudimos a la norma básica estatal, la Ley de Sanidad Animal 8/2003, en ninguno de sus preceptos recoge a los animales como sujetos de derechos. Igualmente ocurre con las leyes autonómicas de bienestar o protección animal, citando como una de las más novedosas, la ley navarra 19/2019 de 4 de abril. Esta realidad nos permite concluir que, en coherencia con la teoría filosófica expuesta, en nuestro ordenamiento no existe una sola norma en la que se atribuya derechos a los animales, lo que deja sin herramientas de trabajo a nuestra nueva dirección general.
Expuesta la anterior situación ¿qué sustento tiene hablar de derechos de los animales? Llegados a este punto, la más profunda teoría animalista acude con fe ciega al limbo de un supuesto Derecho internacional sobre la materia, la mayor falacia de este pensamiento radical, basada en la supuesta existencia de una declaración internacional. Como pone en evidencia el análisis de Carlos PÉREZ VAQUERO (El bulo de la Declaración de los derechos de los animales), el animalismo, con su potente maquinaria mediática, nos vende (e incluso ha llegado a colar en algún preámbulo normativo, v.g. Ley autonómica de Murcia 6/2017) la aprobación, unas veces por Naciones Unidas, otras por parte de la UNESCO, de una Declaración de Derechos de los Animales. Nada más lejos de la realidad. Como explica el autor, la iniciativa de aprobar esta declaración internacional partió de la Liga Internacional de Derechos del Animal, una entidad creada en Suiza en 1976 y dirigida por German H. Heuse, miembro de la Secretaría de la UNESCO en 1978, cuando el día 15 de octubre de ese año, este texto fue leído en la Gran Sala de la Casa de la UNESCO, NUNCA SOMETIDA A APROBACIÓN POR SU ASAMBLEA. Este acto de lectura o proclamación, fue y es, el único acto formal de esta declaración, que, en ningún caso, lo convierte en un instrumento de Derecho internacional, como bien señala Francisco CAPACETE. Ni que decir tiene que este documento nunca ha sido acogido, ni aprobado, por la ONU, por lo que se trata de un texto sin ninguna validez jurídica o legal. En definitiva, como concluye PÉREZ VAQUERO, se trata de un documento privado –como también ocurre, por ejemplo, con la Declaración de Independencia del Ciberespacio, que John Perry Barlow formuló en Davos (Suiza), el 8 de febrero de 1996 (Se me ocurre si deberíamos crear una dirección general en pro de la independencia del más allá).
Los anteriores argumentos nos permiten afirmar que los derechos de los animales no existen y prever que no los van a tener. No tienen amparo dentro de la doctrina filosófica, ni de la jurídica. Tampoco tienen acogida en nuestro ordenamiento, siendo la mayor falacia la afirmación de su amparo en el Derecho internacional. Sirvan estas líneas como explicación útil al sentido común de tantos ciudadanos normales preocupados y con razón. Diferentes preguntas me asaltan después de esta reflexión: ¿está justificado mantener entonces nuestra recién estrenada dirección general? ¿no será que su creación se debe a parte del precio pendiente de pago por el gobierno actual? ¿hasta dónde van a dejar llegar a un organismo sin objeto útil y conocido? ¿vamos a seguir la corriente a la gran falacia, para dar de comer a unos pocos a costa de muchos?
Se atribuye al dirigente nazi Göbbels, jefe de la propaganda del III Reich, la frase según la cual, una mentira repetida mil veces, se convierte en verdad. Tanto hablar de derechos de los animales sin denunciar que es una falacia, igual produciría ese efecto.
Ahí lo dejo, por ahora.
If you’re a coin collector, a necessary software you need to have is
coin counter machine to account on your coins. A coin collector should have coins.
You may also suppose about coin sorter wrapper as a great choice to sort and likewise to wrap your coins.
How do you acknowledge the worth of varied coins in your assortment?
You get your fingers on the current version of the coin gathering worth information so that
you acknowledge precisely the value of each coin in your assortment.
There are many issues that severe coin collectors should have to have the ability to call themselves serious collectors, together with by
proudly owning the coin gathering worth guide.
Simply be certain that you regularly personal the most recent
coin gathering price guide out there. Nonetheless, earlier to you go, you must rating
a coin amassing worth information so that you know what the value of the coin.
Yo las imagenes más horrorosas y dolorosas que he visto sufrir a animales han sido realizadas por otros animales (a los que no se puede pedir responsabilidad por no tener un nivel suficiente ni comparable con la humana)
Creo que todo derecho individual lleva emparejado una implicacion de ese individuo en la generalizacion de ese derecho entre individuos del mismo estrato de conciencia.Esto no se les puede exigir a los animales de forma legal al margen de los adiestramientos que de forma selectiva realicemos en algunos de ellos
Somos nosotros los que nos imponemos unas normas para que en nuestra relacion con el medio no produzca un desequilibrio nocivo para este y a la vez para nosotros mismos, pero para eso no es necesario considerar al animal sujeto de derecho
Es mi opinion
quise decir posterior a Ulpiano, se me entiende, no?
*Como complemento:
Noticia publicada hoy y que acabo de leer.
https://www.abc.es/sociedad/abci-perros-alemanes-pasearan-ley-horas-202008210122_noticia.html
Suma y sigue.
Los animales son objeto de un mejor trato y eso hay que regularlo.El abogado-filósofo tiene que estar con en el pensamiento del s.XXI cuya sociedad desea esto. Los animales son seres sintientes y esto no es que lo haya dicho la UNESCO sino científicos , veterinarios incluidos manque le pese.-Se ha quedado en Tomás de Aquino y descartes que consideraban los animales como autómatas sin alma y eso que son «criaturas de Dios» que para el creyente viene a ser que este sujeto creó todo y le otorgó la vida y su derecho a que esta fuera sujeta a los designios humanos los cuales tenemos la responsabilidad de ser guarda.Si no dejemos a la Naturaleza hacer lo que ha sabido hacer en millones de años y no joderlo todo entre otros los sistemas de producción intensivos y los fertilizantes y glifosatos.Yo y todos los que seguimos desde la profesión veterinaria una visión de bienestar animal y del con conepto ONEHEALTH rechazamos que este tipo me señale por haber visto peliculas de Disney en mi infancia como un terrorista , cuando todos sabemos que el primero que hizo hablar a los animales fue Esopo con sus fábulas.
Estimado Alfonso:
Estoy de acuerdo en general con tus planteamientos, pero te hago la siguiente consideración.
Según Ulpiano: Derecho es todo interés tutelado por la ley. Dicho de otra forma, se tienen derechos si hay una ley que los ampara.
En el caso de los animales hay numerosas leyes que los protegen (Ej. Las relacionadas con el bienestar animal).
Paradoja: los planteamientos filosóficos y los legales.
Te agradezco tu aportación sobre este debate, que lo asocio en contra de la corriente, para mí nociva, que propugna el posthumanismo, pero eso es otra historia.
Vamos a ver Ulpiano ni Ulpiana .El bienestar animal es algo muy reciente , anterior al fenicio este .Como consideración el ser humano ha ido dando pasitos a pasitos. Le recuerdo que en pleno siglo XX aún no se consideraban a las mujeres con los mismos derechos que al hombre ni que decir de otras personas por el hecho de ser de color negro o amarillo.
Que a usted no le guste algo no es argumento para poner en solfa a toda una generación y mire que yo soy de la del famoso baby boom pero mi profesión veterinaria ejercida ya más de 30 años y el estar en constante vinculo con otros seres vivos que no son humanos me ha hecho desarrollar primero una empatía con su sufrimiento por temas como el ocio, espectáculos públicos, ganaderia intensiva, tradiciones populares y, segundo provoca en mi un verdadero asco que haya personas que lo que disfrutan es viendo o haciendo sufrir a animales no solo humanos sino también humanos por el mero hecho de ser tradición o justificarlo con aquello de que Dios nos dió el supremo valor para ser los amos de la creación (lo obvio es que eso nos llevará a la debacle como usted bien sabe ni las leyes lo podrán evitar).
Para mi la corriente nociva es la del ser humano que permitió que otros de su especie sufrieran por hechos como ser distinto,pensar diferente o no creer en el Dios adecuado.Para esto si que hay que estar y hacer proselitismo no para culpar a las personas que quieren un mejor trato a los animales entre los que me incluyo.
No digamos más sobre cómo tratamos al planeta , si esa cosa en la que todos vivimos, amamos y morimos e intentamos reproducirnos,lo que es un hecho Natural que debe protegerse por encima del ser humano porque es de todos no solo de los hombres.Si usted es creyente o los que le siguen tienen otro lugar donde ir cuando se mueran , dejenos al resto vivir cuidando de los seres vivos y del planeta y vayanse usted y su monserga donde le invita las pocas luces que le han provocado tirar a dar.No tengo más que volver a rogarle que no trate de terroristas a mi ni a los animalistas.Gracias.