Esta investigación se realiza entre la Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales y la de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, haciendo uso de la ‘máquina que fuma’ y que ya ha servido para hacer análisis de la composición de los cigarrillos.
Asimismo, y para evitar posibles fraudes, los inspectores de salud, dentro del programa de inspección del tabaco, elaborarán un protocolo para vigilar que en los establecimientos en los que se venden estos productos no se utilicen mensajes que induzcan a que se trata de una terapia válida para dejar de fumar ni a pensar que tienen un efecto beneficioso sobre la salud.
Por tanto, la Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales instará al Ministerio de Sanidad, Políticas Sociales e Igualdad a que establezca una normativa que regule a nivel nacional el uso de estos productos en tanto en cuanto países como Francia ha prohibido, desde el pasado mes de mayo, su uso en todos aquellos lugares en los que está prohibido fumar tabaco.
En esta línea, Malta lo ha prohibido en los espacios públicos cerrados, así como en bares, restaurantes y lugares de trabajo.
Por su parte, Bélgica y Luxemburgo consideran el cigarrillo electrónico un producto de tabaco si contiene extractos de tabaco, e Italia ya anunció en julio de 2013 que quería prohibir su uso en los colegios y prohibir su venta para menores de 16 años.
La Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales ofrecerá información clara y actualizada a la ciudadanía sobre los cigarrillos electrónicos tanto a través de la web de la consejería, como a través del teléfono único de información al ciudadano de Salud Responde (902 505 060).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha declarado la prohibición de utilizar eslóganes sobre posibles beneficios para ayudar a las personas a dejar de fumar ligados a los cigarrillos electrónicos, ya que actualmente no existe evidencia científica que así lo corrobore.