Lo que prevén ahora mismo los expertos es una cosecha moderada pero que parece que va a tener una calidad por encima de la media. Al final, los esfuerzos en abonos y tratamientos hechos por los agricultores -que al prever una buena producción echaron el resto- van a beneficiar a los granos -menos de los previstos- que ya estaban en las espigas y que han aprovechado esos nutrientes.
En cuanto a precio, a día de hoy -y a diferencia de lo que suele pasar en tiempos de cosecha- los trigos están subiendo y, aunque las cotizaciones son inferiores a las que se señalaban hace un par de años, están, al menos, al alza y no a la baja. Las razones de estos movimientos del mercado son claras: la previsión de producción, sobre todo en trigo blando, en el resto de España es mala, pues sus cereales son más tardíos y el calor y la falta de agua les ha cogido sin que la planta hubiera espigado. Aquí, donde los cereales son más tempranos, la mayor parte de los trigos estaban espigados y el daño ha sido menor.
Además, a nivel internacional, hay incertidumbres asociadas a la situación política en el Mar Negro y la fluidez que pueda haber en las transacciones con Rusia y Ucrania, grandes exportadores de cereales.José Vázquez, especialista de Asaja Sevilla en cereales, estima que el daño causado en los cultivos por la ola de calor se traducirá en la pérdida de un 15% o un 20% de la producción prevista, lo que quiere decir que ese brusco cambio de temperatura, impropio de la primavera, "se ha llevado entre 600 y 700 kilos por hectárea en los cultivos de trigo".
Según sus cuentas, la producción se va a quedar este año en unos 3.200 kilos por hectárea en los trigos duros y en unos 3.300 en los blandos, lo que significa "una cosecha por debajo de la media, aunque similar a la del año pasado, que tampoco fue buena". Igualmente la merma de producción del resto de cereales de invierno -cebada, avena y triticale- se estima también en un 15%.
La pena que este año tienen los agricultores es que hasta ese momento, aquí en Andalucía occidental, las expectativas de producción eran muy altas. Por fin se esperaba una "buena" cosecha.