Por eso, según han informado y ante los últimos escándalos por la carne equina, quieren resaltar que "no sólo es un producto más sabroso, sino también sano y que ha sido controlado durante su producción y elaboración, asegurando la trazabilidad y seguridad alimentaria. De hecho, no es cierta la creencia habitual de que los productos ecológicos son más caros. Esa diferencia de precio que podemos encontrar, también lo es de salud. Sirva como ejemplo que un producto convencional puede tener hasta un 50% menos de nutrientes que el ecológico, por lo que al final hay que pagarlo con otros elementos enriquecidos, suplementos vitamínicos o medicinas".
En este sentido, añaden que "tampoco son más caros si resaltamos los beneficios que generan para los consumidores, para el medioambiente y para las poblaciones rurales. Porque con su consumo también se reconoce el esfuerzo de los agricultores que con su profesionalidad y compromiso cuidan nuestra alimentación y nuestro patrimonio natural. Con su demanda, el consumidor también contribuye en la lucha contra el cambio climático, el agotamiento y la contaminación de los recursos naturales".
Por último, reseñan que para que el consumidor pueda distinguir en el mercado los productos ecológicos," todas las unidades envasadas, además de su propia marca y alguna de las menciones específicas, llevan el correspondiente distintivo europeo y del organismo de control que lo certifica (marca CAAE). La carne de ese ganado cumple los más estrictos requisitos, de forma que el consumidor tiene la plena garantía de su calidad, y por supuesto de su procedencia. El Reglamento (CE) 834/2007 regula la producción y el etiquetado de los productos ecológicos".
Nacida en 1991, la Asociación Valor Ecológico, que con más de 13.000 socios lidera este sector en Europa, abarca desde hace años un ámbito de actuación más allá de las fronteras de Andalucía y comprende toda la producción ecológica, además del comercio y la restauración. Esta entidad sin ánimo de lucro, ha creado una estricta marca de garantía y excelencia, Ecovalia, con requisitos que van más allá de los fijados por la Unión Europea pues obligan, además, a compromisos en materia medioambiental y de responsabilidad social.
Entre otras cosas, para obtener el sello Ecovalia, las empresas y productores deberán acreditar su responsabilidad medioambiental en aspectos como la gestión del agua y los residuos, el transporte y otros eslabones de toda la cadena de producción.