El estudio se halla ahora en la fase de toma de muestras y el citado laboratorio analizará un máximo de veinte muestras a la semana y también comprende el análisis del etiquetado para evitar cualquier publicidad de que se trata de una ayuda para dejar de fumar o que su uso tiene efectos beneficiosos para la salud.
Los análisis pretenden comprobar, entre otras cosas, la existencia de posibles sustancias no declaradas y su impacto sobre la salud de las personas.
La toma de muestras se efectuará de manera aleatoria en establecimientos donde se venden estos productos, como estancos, centros comerciales, tiendas especializadas, comercios mayoristas y minoristas.
Si el establecimiento vende diversas marcas, se tomará una muestra de cada marca y presentación aunque, si son muchas, como sucede con las recargas aromáticas de diferentes sabores, se tomará una muestra aleatoria que cubra al menos un 25 % del total disponible.
A la espera de una normativa nacional
Igualmente, la publicidad de los cigarrillos electrónicos será supervisada en seguimiento de las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), según la consejera.
A los centros sanitarios y sociales que no son de titularidad de la Junta también se les ha enviado una recomendación para incorporar esta instrucción a las normas de funcionamiento de sus respectivas instalaciones.
Y la consejera ha advertido que, mientras se lleva a cabo la regulación estatal definitiva, quien contravenga estas normas se le podrá aplicar la Ley de Medidas Sanitarias ante el Tabaquismo y Reguladora de la Venta, Suministro, el consumo y la publicidad del producto del tabaco.