Olvera ha destacado que desde la Consejería “se trabaja conjuntamente con el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, siguiendo en todo momento sus recomendaciones relativas a la vigilancia de la enfermedad, la detección de focos, pruebas para la detección del serotipo y la regulación del movimiento”.

     También ha apuntado que “el Ministerio está perfectamente informado de la situación de Andalucía, puesto que el objetivo es desarrollar una estrategia global para que la enfermedad no se extienda en esta Comunidad y tampoco por el resto del territorio español”.

      La lengua azul no es una enfermedad contagiosa, ya que no se transmite por contacto directo o indirecto entre animales. No existen riesgos para la salud pública asociados a la lengua azul. La transmisión se produce mediante mosquitos de la especie Culicoides, que son los vectores biológicos, si bien no todas las especies de Culicoides resultan vectores eficientes de la enfermedad.

     Se han descrito 24 serotipos diferentes del virus de la lengua azul, aunque en Europa sólo se han detectado algunos de ellos hasta el momento (1, 2, 4, 8, 9, 16). En los últimos años, en Andalucía se han detectado brotes del serotipo 1, 8 y 4. La virulencia del virus varía considerablemente entre las distintas cepas, siendo el serotipo 1 más virulento. También hay otros factores que influyen en la gravedad del cuadro clínico, como por ejemplo la edad del animal, el estado de carnes, la raza, el estrés, la densidad de mosquitos infectados o la presión viral en la zona, entre otras.

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