EFE.- En España, el censo ronda las 800.000 vacas, lo que da idea de las pretensiones Chinas para incrementar su censo vacuno y cubrir de estas formas las necesidades de un alimento altamente protéico (cada animal puede devorar entre 3 y 5 kilos de alfalfa cada día).
El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Madrid) y la Administración General para la Supervisión de la Calidad e Inspección y Cuarentena de la República Popular de China (Aqsiq) han suscrito recientemente un protocolo sobre los requisitos sanitarios para la exportación de alfalfa deshidratada.
El acuerdo incluye requisitos sanitarios como fitosanitarios, por lo que la mercancía deberá estar certificada por los servicios oficiales sanitarios y fitosanitarios.
Según ha explicado a Efeagro el director de la patronal de fabricantes de alfalfa AEFA, Joaquín Capistrós, en un mes se podrían hacer los primeros envíos al gigante asiático, un comercio que será gradual y que, si crece mucho, hará necesario que la industria deshidratadora de este forraje fomente aún más el cultivo en España, con nuevos acuerdos con los agricultores para atender los pedidos.
Las negociaciones y contactos entre España y China han sido largos -más de tres años- y, según ha puntualizado Capistrós, el protocolo entre ambos Estados culminaba el 24 de junio pasado.
Un proceso en el que esta Asociación Española de Fabricantes de Alfalfa Deshidratada ha estado trabajando concienzudamente.
Unas 33 compañías solicitaron en 2010 exportar alfalfa a China y, a partir de ahí, equipos de auditores asiáticos visitaron al azar, ya en 2012, empresas en España -en Aragón, Castilla y León o Andalucía-, unas 18, para conocer sus métodos de producción y las garantías de trazabilidad y seguridad alimentaria que ofrecían.
La industria española tuvo que justificar que cumplían con todos los requisitos exigidos y, al final del año pasado, China decidía autorizar a 24 de las 33 solicitantes, mientras que a otras 9 les pidieron algunas modificaciones, que con total seguridad podrán cumplir para contar también en el plácet de Pekín para exportar.
En el primer semestre de este año se han ido desarrollando los detalles del protocolo bilateral, con el que China obtiene garantías, por ejemplo, de que la alfalfa española no contiene transgénicos ni tierra, plumas, excremento de animales ni plagas.
El Gobierno español se compromete a garantizar que las exigencias de trazabilidad que impone China se cumplen, aunque serán los servicios de inspección de las comunidades autónomas quienes desarrollarán las competencias y concederán las certificaciones.
El día 7 de este mes se publicaban las empresas autorizadas por China para enviar estos forrajes a China; la mayoría de ellas se sitúan en territorio de Aragón (12), aunque también hay compañías catalanas (8), de Castilla y León (3) y Andalucía (1).
De momento, EEUU es el principal suministrador de este manjar vacuno con el que se alimenta el ganado oriental -casi tres cuartas partes de las exportaciones se dirigen a China- y, por tanto, será el principal competidor de la alfalfa española, muy cotizada por su alta calidad, por otra parte, en mercados tan exigentes como el de Emiratos Árabes Unidos, donde nutre a los caballos de los «jeques».
O Arabia Saudí, con un destino similar.
La alfalfa gusta también a ovejas y cabras en esos destinos de Oriente Próximo, donde escasean los pastos y destaca el desierto.
Según subraya Capistrós, China decidía en 2008 potenciar las granjas lácteas y no jugarse todo el suministro de alfalfa a un único proveedor -hasta ahora EEUU, y Canadá, de forma residual-.
«Yo he tenido la oportunidad de conocer algunas ganaderías en China; el potencial es tremendo» y, además, el fomento de la industria láctea, para fabricar quesos, yogures y otros derivados alimentarios, es una «línea política» del Ejecutivo chino.
Actualmente, Capistrós calcula que en China hay 1,7 millones de vacas en grandes explotaciones, aunque el objetivo del país es multiplicar casi por cinco su censo para 2020.