El sentido común te dice que no te metas en política. La línea editorial de esta página web decidió hace tiempo dejar, en la manera de lo posible, a la política a un lado y centrarse en que sean las organizaciones agrarias, cooperativas y colectivos agrícolas y ganaderos los que se posicionen, a favor o en contra, de las decisiones que se toman en es este país y que afectan a su sector. E incluso todos los que te rodean insisten en que para qué vas a hablar de política, porque al final siempre sales trasquilado, no contentas a nadie y aburres a todos.
Y, con este bagaje, uno no puede menos que… hablar de política. Porque lo llevo en la sangre tras muchos años en esa profesión, porque sigo pensando que, por muy mal que esté ahora vista, sigue siendo necesaria y, sobre todo, porque queramos mirar o no a un lado, al final la política siempre está ahí y te marca la vida, quieras o no.
Todo esto viene a la propuesta de programa electoral en materia agrícola que ha presentado el PP, aunque imagino que en breve serán otros los partidos los que se lanzarán por la misma senda (aunque, curiosamente, al único que nunca he oído decir nada de agricultura es a Podemos). No entro a valorar si está bien o no lo que dicen, entre otras cosas porque los programas no dejan de ser lo más parecido a un decálogo de ilusiones, a un sueño utópico de lo que a alguien le gustaría que pasase (y que otros creen que el resto quiere oír) y sé, porque uno ha sido joven y ha cometido ‘errores políticos’ propias de la juventud, que detrás de ellos hay un convencimiento de que lo que se propone es realmente bueno para el país. Otra cosa es que luego se desarrolle lo prometido.
Y éste es el quid de la cuestión. En este país gobierna prácticamente todo el mundo, bien sea a nivel nacional o autonómico, que son los que tiene competencias en materia agrícola y ganadera, y no conozco a un solo campero (como les gusta llamarles un buen amigo mío) que esté contento con ningún partido. Y no se trata de ideologías, que obviamente eso siempre crea divergencias, sino de fundamentos.
Da igual que venga por la derecha que por la izquierda, con sentido nacionalista o nacional, al final todos los planes chocan irremediablemente con el sector, generalmente porque se quedan cortos. Y puedo poner mil ejemplos, como los PDR que se están presentando y que sólo consiguen el consenso unánime de todas las OPAs en… rechazarlos. O el relevo generacional, que cada vez se parece más al problema del desempleo juvenil, algo de lo que todo el mundo habla constantemente, pero nadie hace realmente nada para remidiarlo.
Tampoco quiero ser injusto. Los partidos, todos, también hacen cosas por el sector agrario. Nadie puede obviar que el Magrama está haciendo una política agraria y agroalimentaria verdadera. Gustarán más o menos sus medidas, pero las hay, que no es poco. Como también muchas CCAA, de todos los colores, hacen esfuerzos considerables para ayudar a determinados sectores vitales para la economía de su región, aunque también en ocasiones se olviden de otros.
Por esto, no se trata de hablar de lo que se hace bien o se hace mal, sino de que no me lo ‘vendan’ envuelto en colores dentro de un programa electoral. Insisto en que todos, en mayor o menos medida, gobiernan en este país y, por eso, todos los partidos tienen la oportunidad no de vender sus programas, sino de aplicarlos en sus respectivos territorios de poder. Y eso sí es un programa electoral, el que se puede ver. El resto, es hablar por hablar, quizás con la mejor intención, quizás para ‘encantar’ a los indecisos.
No me vendan programas, sino realidades, porque incluso a las que no me gustan, las respeto. No como las promesas incumplidas.