EFE.- En un comunicado, este departamento explica que los planes de conservación son las herramientas que fijan las prioridades y las medidas necesarias que se deben tomar para garantizar la recuperación y supervivencia de determinadas especies amenazadas.
Por una parte, se ha aprobado el plan de recuperación del pino marítimo de Menorca (Pinus pinaster), en peligro de extinción ya que sólo quedan una treintena de ejemplares en la isla, la mayoría en la Tramuntana de Menorca, en Ferreries, donde se localizaron los primeros ejemplares no cultivados que han permitido preservar la especie.
Su situación es muy vulnerable y, por eso, entre las actuaciones incluidas en el plan de recuperación figura la conservación de semillas en el Jardín Botánico de Sóller y el Centro Forestal de las Islas Baleares (CEFOR) y el refuerzo de la población existente, así como la puesta en práctica de medidas de prevención de incendios y de prevención de plagas y enfermedades.
También se ha puesto en marcha el Plan de Conservación del socarrell bord de Menorca (Femeniasia balearica), una especie endémica exclusiva de la costa de Tramuntana menorquina que actualmente cuenta con una población de 3.000 ejemplares en tres poblaciones aisladas: Binimel·là, Tirant y Mongofre, esta última en el Parque Natural de s’Albufera des Grau.
El socarrell está considerado en peligro de extinción amenazado por otras especies, por el cambio climático y por la presión humana. Por ello, el plan aprobado prevé la conservación de semillas, el seguimiento biológico, la difusión de la importancia de la planta entre la ciudadanía y la regulación del tráfico rodado en el entorno donde habita.
Finalmente, la conselleria también ha aprobado el plan de recuperación del murciélago de pies grandes (Myotis capaccinii) y de quirópteros cavernícolas de las Islas Baleares, conocido como "Plan Balcells", en referencia al zoólogo del siglo XX que fue pionero en el estudio de los murciélagos.
El murciélago de pies grandes se encuentra en peligro de extinción a nivel estatal y actualmente no se conoce con exactitud cuál es su población, como tampoco la de otras especies de quirópteros, salvo el murciélago de cueva, que cuenta con un plan propio de conservación.
Entre las medidas establecidas en el nuevo plan está la elaboración de un censo de colonias de cría y un inventario de cavidades relevantes para todos los murciélagos cavernícolas, así como otras acciones para preservar los hábitats de la degradación.
También contempla la realización de campañas de sensibilización para destacar la importancia de estas especies, y la regulación estricta de acceso a cuevas donde se encuentren colonias.