Según un informe de la AEMA, la producción de energía derivada de la biomasa -también conocida como bionergía- debería obedecer a los principios de eficiencia de los Veintiocho, por lo que sugiere reducir los recursos utilizados para generar cada unidad de energía.

    Además, pide minimizar el impacto medioambiental causado por la generación de energía por biomasa, debido a la utilización de amplias extensiones de terreno para el cultivo de los recursos orgánicos destinados a la producción de bioenergía.

    "La bioenergía es un componente importante de la actual mezcla de recursos energéticos que utilizamos, que nos ayuda a garantizar un suministro estable", señaló Bruyninckx, quien advirtió, sin embargo, de que "la biomasa forestal y el suelo productivo son recursos limitados y forman parte del capital verde de Europa".

    En 2010, la energía de la biomasa supuso en torno al 7,5% de la energía total consumida en la UE, aunque se prevé que alcance el 10% en 2020, lo que supone la mitad de la producción energética renovable a la que se han propuesto llegar los Estados miembros.

    Precisamente, España es uno de los países con mayor potencial de generación de bionergía a partir de la agricultura, junto con Francia, Alemania, Italia, Polonia y Rumanía.

    El informe de la AEMA señala que los fines más eficientes para la bionergía son su utilización en la calefacción y la producción de biocarburantes de última generación, empleados como combustible en determinados medios de transporte.

No todos los usos son iguales ni beneficososos


    Por ejemplo, destaca que los mismos recursos orgánicos pueden generar electricidad con una eficiencia del 30-35%, o bien calefacción con un rendimiento del 85%.

    Si embargo, el estudio apunta que los biocarburantes de primera generación, tales como el biodiesel -basado en la colza y el etanol a partir de trigo- suponen un uso mucho menos eficiente.

    Por otro lado, recomienda ampliar la variedad de cultivos dedicados a la obtención de bioenergía, especialmente de cultivos energéticos -aquellos creados y explotados con el único objetivo de la obtención de biomasa- y sauces, con vistas a reducir el impacto medioambiental y ayudar a la prevención de inundaciones y filtraciones de agua.

    La AEMA también advierte en contra de la creencia extendida de que la producción de biomasa no genera emisiones contaminantes, ya que la conversión de antiguos bosques o sabanas en campos de cultivo no compensa el C02 que absorben las cosechas en su crecimiento.

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