Según ha recordado García Azcárate, por temas de calendario, desde el momento que se gestiona una posible reforma hasta que entra en vigor pueden pasar entre cuatro o cinco años. Por tanto, ha destacado que "es importante ir adelantando" los trabajos, teniendo en cuenta varios factores.
"Primero, hay que comprender el mensaje esencial: que el futuro (del sector) está en la agronomía, en la economía y en los mercados" y, segundo, "que el futuro pasa por la cadena alimentaria, el reequilibrio y la organización".
Hay tiempo para preparse y no encontrarse sorpresas después
"Si aprovechamos el tiempo que tenemos para hacer propuestas concretas que permitan caminar hacia esos objetivos, estamos a tiempo de construir un mensaje que se incluya en la próxima reforma", argumenta Azcárate.
Para García-Azcárate, el "reverdecimiento" de la PAC que ha proyectado la UE va en serio y en un escenario próximo, dentro de cinco, siete o diez años, los agricultores que no respeten el medio ambiente y los condicionantes sociales o de empleo, o el bienestar animal en el caso de la ganadería podrían quedarse sin ayudas.
Y el peligro, advierte, es que si los agricultores y ganaderos son "testarudos" y no se preparan para afrontar estos retos que se ha marcado la UE, se corre el riesgo de que "no tengan ayudas ni unos ni otros", en referencia a una posible pérdida de peso de la agricultura en la UE.