Ángel Samper / Secretario General de Asaja Aragón
Cuenta la leyenda que un día la verdad y la mentira se cruzaron:
–¡Buenos días, preciosa mañana! – saludó la mentira.
– La verdad miró al cielo y oteó el horizonte…sí, efectivamente lo era. ¡Hermoso día! – contestó.
– Aún más hermoso está hoy el lago- dijo la mentira.
Y la verdad, miró y volvió a mirar al lago para convencerse de que era cierto— y sí, lo era.
– ¡Está precioso! corroboró la verdad.
La mentira, corriendo hacia el agua, dijo:
– ¡Vayamos al agua a nadar! ¡El agua está estupenda!
La verdad se acercó con prudencia al agua, la tocó con la yema de los dedos, vio que el agua invitaba a meterse en el lago y decidió creer a la mentira y seguirla.
Ambas se quitaron la ropa y se lanzaron al agua. La verdad y la mentira estuvieron nadando un buen rato, muy a gusto, hasta que la mentira salió y se puso la ropa de la verdad. La verdad, incapaz de ponerse la ropa de la mentira, comenzó a caminar desnuda por la calle y todos se horrorizaron al verla. Así es como desde entonces la mayoría de las personas admiten la mentira disfrazada de verdad, pero se escandalizan cuando se topan con la verdad desnuda.
Es triste comprobar que la leyenda se ha hecho realidad. Hoy asistimos, entre perplejos e impotentes, a una sarta de mentiras disfrazadas de verdad que hace unos años hubieran arrancado nuestras carcajadas y a las que nadie hubiera prestado atención. Sin embargo, en los últimos años nos hemos encontrado con que esas mentiras han calado en el imaginario colectivo de tal modo que las repite hasta la saciedad, e incluso son tenidas en cuenta para regir los destinos de los ciudadanos. Unos ciudadanos que ya confundimos la realidad relativizándolo todo. Así no es de extrañar que ya podamos llegar al extremo de negar a los humanos lo que sí estamos dispuestos ofrecer a los animales.
En el mismo sentido, es curioso que ahora queramos recuperar y presentar como bueno y novedoso algo que nos hemos encargado de ir destruyendo, la economía circular. En todas las casas había vacas, gallinas, cerdos, huerto…La leche, la carne, las hortalizas, los huevos y el trueque no es que fueran lo sostenible sino el sustento de personas y familias felices. No era el mercado de cercanía que descubrimos ahora sino la propia cercanía entre vecinos la que reinaba. El calor humano era el que cubría y cerraba las distancias, también con las gallinas felices que acabamos de redescubrir.
Desde Asaja Aragón estamos denunciando una y otra vez que lejos de ayudar al sector agroalimentario se le está induciendo al suicidio con todas las contradicciones que se producen. El problema es más grave de lo que parece cuando las propias organizaciones que nos representan en Bruselas se han imbuido también de ese “ideario políticamente correcto” que nos asfixia.
No hemos entendido nada si no somos capaces de comprender que no es posible confluir en un mundo global donde los regímenes políticos son radicalmente distintos con un mercado único donde las exigencias diferentes, provocan el estrangulamiento de nuestros agricultores y ganaderos. Si no hemos entendidos esto, no hemos comprendido nada o lo que es peor, la mentira disfrazada de verdad ha tomado posesión de nuestras vidas y la de nuestras Instituciones.
No hay ningún filtro para los productos que entran a Europa y condenamos a nuestros agricultores y ganaderos con todos los filtros del mundo. ¿Qué pretendemos? Hablamos de proteger la producción de cercanía, la economía circular y sostenible y sin embargo, lo que realmente sostienen las políticas son las economías de escala. ¿De qué estamos hablando?
En la jornada de CEOE Aragón que se celebró el mes de enero “Economía circular y sostenibilidad en Aragón”, el abogado Iñigo Zabala apuntaba que las empresas que no se adapten a la sostenibilidad perderán grandes cotas de mercado. Me temo que los apuntes vienen más marcados por cuestiones de imagen que de higiene, esto es, por las formas más que por el fondo. Como bien apuntaba Avelina Bellostas, responsable de la nueva Comisión de Economía Circular y Sostenible de CEOE Aragón, “Hay que volver a poner las personas en el centro”. Por eso en la presentación del evento, D. Antonio Garamendi, Presidente de CEOE España, afirmó que a veces se utiliza la apuesta por la sostenibilidad para una mayor recaudación: «nadie está diciendo que no se tenga que hacer la transición ecológica, pero algunos piensan que se hace a base de cobrar más»- aseguró.
La Economía Circular y Sostenible nos exige renunciar a todos. No podemos pedir renuncias a agricultores y ganaderos que no nos pedimos a nosotros mismos. Mariano, joven agricultor de 87 años, me decía con una sonrisa “¿huevos ecológicos quieren? ¿y qué se creen que teníamos antes? El otro día uno de estos jovenzanos me trató de marrano porque le dije que el primer water que conocí era un agujero que había en el primer piso de mi casa, justo encima del gallinero. Antes de agacharte en el susodicho, ya había conclave de gallinas abajo. Esos huevos sí que eran ecológicos”. Se marchó riendo a carcajada limpia diciendo “No van a amargarme los cuatro días que me quedan. Vivimos en una gran mentira”.
Las últimas palabras de Mariano iban relacionadas a las asfixiantes exigencias burocráticas de una Administración que habla de Economía Circular y Sostenible cuando la propia Administración no es ni circular ni sostenible. Con su fino humor decía: “A la Administración hay que hacerla circular para que sea sostenible”. Pero a Mariano de vez en cuando se le ensombrece el rostro, teme por la continuidad de sus hijos. Es insostenible el agobio, indignación, impotencia, rabia, enojo y enfado de los agricultores. Tiene que cambiar radicalmente la política de la Administración. Y más aún la administración de la Política. Lo venimos denunciando reiteradamente, estamos indefensos ante el ataque constante y continuo de aquellos que nos amenazan cuando dicen protegernos.
Felipe González, expresidente del Gobierno de España, hace unos días asistió al foro “El desafío de los grandes incendios forestales”. Una de sus afirmaciones nos pareció muy acertada ya que refleja con claridad las constantes contradicciones en las que cae la Administración. Decía: «Los fuegos más fuertes han ocurrido en zonas protegidas. Las zonas protegidas van a pasar a gritar: ‘¡Por favor, no me protejas!”.
Pretenden hacernos creer que los interminables procedimientos administrativos, trabas y demás zancadillas que viene sufriendo el mundo rural son en aras a una sostenibilidad necesaria para el bien común. Como resultado, quienes nos opongamos a estas grandes y beneficiosas –según ellos- medidas no somos sostenibles.
Este término, que a priori parece positivo, merece un análisis sosegado. En aras a la Sostenibilidad no podemos dar por buenas propuestas insostenibles porque acabaríamos siendo cómplices de los más grandes disparates. Asaja no lo hará. En estos momentos tan delicados para agricultores y ganaderos la realidad que comprobamos a diario es que la Administración no sólo no nos ayuda sino que además pretende que las organizaciones agrarias realicen el trabajo que ellos han abandonado y se dedican en cambio a una “labor policial” propia de una Administración “insostenible”.
Por ello, desde ASAJA seguiremos muy pendientes de los pasos que se dan para llegar a esa “Administración circular y sostenible” de la que tanto se habla últimamente y que muy bien no sabemos a qué se refiere. Lo que sí sabemos es que a la Administración cuadriculada que sufrimos cada día hay que hacerla circular para que sea sostenible.
No es lógico que se exija a agricultores y ganaderos la implementación de las herramientas digitales para el control con un rigor que la propia Administración no se exige a sí misma. Nuestros técnicos denuncian una y otra vez con desesperación la inoperancia, incompetencia e impotencia ante el manejo de las herramientas digitales que implementan las propias Administraciones Públicas de un día para otro, sin período de transición. Lo decimos muchas veces: del camino a la autopista hay que pasar por la carretera comarcal, la autonómica, nacional y la autovía
Aunque parezca mentira, la película que desde las Administraciones Públicas nos están vendiendo para el medio rural no es para todos los públicos. La cuadrícula administrativa viene con dos rombos y muchas esquinas, pero pretende hacerse circular por todos los campos y pueblos de España.
Cuando nuestros técnicos les dicen a nuestros agricultores mayores que habrá que subir todo a “la Nube” cuando llevan toda la vida en el campo pendientes de las nubes, sufriendo sequía e inundaciones, pueden entrever sus miradas entre sorprendidas y escépticas.
Con el fino humor de Mariano, su hijo apuntaba el otro día al respecto: “al final resultará que lloverá menos porque el elevado ejercicio de simplificación nos llevará a condensar todas las nubes en una sola donde todos vamos a tener que descargar fitosanitarios, abonos, estiércoles, purines, tractores, sulfatadoras, remolques, aperos, ovejas, vacas, terneros, cerdos, conejos, parcelas y cualquier movimiento agrario y ganadero por estúpido que nos parezca. Lo peor será cuando venga una tormenta y empiecen a caer tractores, cubas de purín y remolques de estiércol en vez de agua”
Reír para no llorar. La lógica se impone hay que cuadrarlo todo porque nuestra Administración es cuadriculada. El hartazgo es generalizado, pero siguiendo el hilo de la fábula nos lo tenemos que hacer mirar. La mentira vestida de verdad asiste nuestras vidas con demasiada asiduidad, también con nuestra complicidad. Desde Asaja defendemos la verdad desnuda sin ambages y lo seguiremos haciendo a pesar de la mentira vestida de verdad.
Gracias Ángel por tu acertada opinión. Lástima que no la vayan a escuchar ni a valorar unos políticos que no tienen más interés que su propio beneficio. No más altura de miras que su imagen pública, intentando «quedar bien» para repetir en el puesto y seguir viviendo del cuento. Y lo peor es que están abocando a la población rural a abandonar el pueblo y a vivir en pésimas condiciones, en trabajos mal pagados. Están condenando a la población a pasar hambre; porque al final, el agricultor cultivará para si mismo y su familia y sobrevivirá. Pero la gente en las ciudades no podrá pagar la comida de calidad y está abocada a la comida basura.