"Tengo la parte de la copia del acta con la transcripción exacta de lo que dijo el señor ministro" ante las preguntas de un vocal en el Consejo Regulador de Rioja, ha afirmado Ligero. A su juicio, en dicho encuentro mostró el respaldo del Ministerio a estos cambios ante la difícil situación por la que atraviesan las empresas del brandy.

    Según ha indicado, el Consejo Regulador del Brandy de Jerez es el impulsor de esta petición para el cambio del reglamento 110 del 2008 en su punto cinco del anejo dos, que se refiere a la definición del brandy, en cuya elaboración se exige ahora la utilización de aguardiente (al menos el 50,1 %) y destilado del vino (el resto).

    Ha precisado que los empresarios del brandy de Jerez reclaman que se pueda hacer esta bebida con aguardiente -en la misma proporción anterior- y destilado de subproductos del vino.

    En una segunda propuesta, el Consejo pide también que se defina una nueva bebida espirituosa, que denominan "blend brandy", que podría elaborarse con aguardiente de vino o hasta un 49 % de alcohol de melaza, ha detallado.

    Ha asegurado que el Consejo Regulador del Brandy ha enviado esta propuesta a la federación francesa de bebidas espirituosas para intentar impulsarla en los comités pertinentes de la Unión Europea.

No hay propuesta de la UE, pero sí del Consejo de Jerez


    Según Ligero, el ministro tenía razón cuando decía en sede parlamentaria -en respuesta al diputado socialista Alejandro Alonso- que no existe aún ninguna propuesta de la Unión Europea respecto a un cambio de norma del brandy que afectara negativamente a la viticultura.

     Pero sí hay una iniciativa del Consejo Regulador del Brandy que, aunque se refiere al área de bebidas espirituosas y no a la vitivinícola, sí dejaría como "pagano" a todo el sector del vino, ha insistido Ligero, porque dejarían de consumirse 6,5 millones de hectolitros, al perderse los usos industriales.

    En su opinión, "no hay tranquilidad" el sector agrícola, cooperativo y destilador porque el ministro "no fue claro y contundente", por lo que todos los operadores han urgido una reunión con él para saber "si se ratifica" en su respaldo a la propuesta jerezana.

    Ligero ha considerado que un eventual cambio reglamentario -que debería aprobar Bruselas- permitiría, por ejemplo, que Francia, "que no operaba hasta ahora en el mundo del aguardiente, porque no tiene vino para ello, pueda hacerlo a través de los subproductos; también Alemania, Portugal y otros".

Sería una "barbaridad" dar entrada a nuevos competidores


    "Sería una barbaridad dar entrada a tal cantidad de competidores", ha opinado, y además los productores podrían quedarse sin salidas industriales para el vino, lo que se traduciría a su juicio en excedentes, falta de pedidos y posible arranques de viñedos.

    Según ha destacado, Portugal ha cambiado el reglamento del Oporto por decreto ley -aunque cree que podría ser "reversible" porque no ha comunicado previamente a Bruselas la modificación, como se requiere a las denominaciones-, con lo que se perdería un mercado de un millón de hectolitros de vino.

    Por su parte, Francia permitió el año pasado la "chaptalización" -adición de azúcar en la elaboración del vino-, con lo que desapareció un mercado para los mostos concentrados y rectificados para el enriquecimiento de caldos para el sector, ha remarcado.

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